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A los 35 años, sobre la hierba de Queen’s, el español Feliciano López tocó techo con su triunfo en la final, este 25 de juynio de 2017, ante el croata Marin Cilic: 4-6, 7-6 y 7-6, en 2h 31m.
El toledano cerró así una semana mayúscula y alcanzó el trofeo más importante de su carrera a las puertas de la próxima edición de Wimbledon.
Si hace apenas siete días se quedó con la miel en los labios en Stuttgart, esta vez no falló y sumó su sexto título de la ATP después de un duelo de pistoleros con Cilic, número siete del mundo.
Se le resistía a Feliciano un trofeo desde hacía casi un año, cuando obtuvo el premio en Gstaad, y para dar con los anteriores hay que remontarse a Eastbourne (2013 y 2014), Johannesburgo (2010) y el primigenio en Viena (2004).
Ante Cilic la estadística no era excesivamente halagüeña, puesto que había cedido en cinco de los siete precedentes y no le batía desde hace siete años, en Roma, pero en la hierba inglesa regresó la mejor versión del español, heterodoxo entre la prolífica escuela nacional de especialistas en tierra batida.
Feliciano, sobre el verde, cobra su máximo esplendor. Ningún otro jugador español domina como el manchego el engranaje de servicio y volea que demanda el césped, territorio muy propicio para los expertos en la red y los bombarderos.
