Rafael Nadal hizo lo que mejor saber hacer: ganar con elegancia los encuentros de tenis. El tenista español mostró de qué está hecho en los octavos de final del Open de Australia, donde en un ejercicio de perseverancia logró arrollar al australiano Nick Kyrgios. No fue del todo fácil, ya que necesitó cuatro sets (6-3, 3-6, 7-6(6) y 7-6(4)) y algo más de tres horas y media de partido para lograrlo.
Todo parecía ir sobre ruedas para Rafa Nadal en el primer set. Con su habitual arte, el tenista español dominó a Kyrgios. La dinámica sería igual hasta que, inesperadamente, el australiano despertó de golpe en el cuarto juego del segundo set. Una reacción que pilló por sorpresa a Nadal.
Con la tensión al máximo, en el tercer set, la igualdad se mantuvo hasta la muerte súbita. Algo que el español sabe muy bien cómo aprovechar pese al riesgo que supone. Quizá por eso no se le veía nervioso cuando, en el cuarto set, tuvo que volver a demostrar todo su talento en el ‘tiebreak’. La experiencia y tranquilidad que ayudaron a Nadal fueron las que justo faltaron al australiano, quien vio cómo los nervios le jugaron una mala pasada a Kyrgios.
Ahora el tenista español tendrá que ahora enfrentarse con el austríaco Dominic Thiem en la próxima fase del torneo.
