EL 51% DE LOS ASALARIADOS NO AHORRAN PARA LA JUBILACIÓN

Cómo lograr una pensión digna con sueldos bajos

Los planes de pensiones de empresa constituyen una fórmula que permite que los empleados con salarios reducidos puedan conseguir algo más que la pensión mínima de la Seguridad Social

Cómo lograr una pensión digna con sueldos bajos
Jubilados. PD.

¿Cómo pueden ahorrar para financiar su jubilación las personas de rentas bajas? Esta es una cuestión importante de cara al futuro porque, con las últimas reformas en el sistema de Seguridad Social, la mitad de los jubilados solo cobrará la pensión mínima en 2037, según el estudio The Future of Spanish Pensions de los profesores Javier Díaz-Giménez, del Iese, y Julián Díaz-Saavedra, de la Universidad de Granada. Y es que la capacidad de guardar dinero para el momento del retiro viene asociada, en general, con rentas superiores a 30.000 euros anuales.

La mitad de los trabajadores en España, sin embargo, gana 19.040,98 euros brutos -antes de impuestos- anuales o menos, según los datos de la última Encuesta anual de estructura salarial del INE, mientras que el sueldo más frecuente se sitúa en torno a 15.500 euros brutos anuales. En consecuencia, no resulta extraño que el 51% de los asalariados en nuestro país no estén ahorrando para la jubilación, según un estudio de la aseguradora Aegon. Y según recoge el Instituto BBVA de Pensiones en su página web, el ahorro actual destinado a financiar el retiro solo daría para comprar el pan o tomar un café al día en la jubilación, ya que la cuantía del ahorro medio de los españoles en productos destinados a la jubilación es de tan solo 7.000 euros. Es decir, el ahorro destinado a la jubilación en España es bajo y una de sus principales causas, que no la única, es un insuficiente nivel salarial que permita financiar una pensión.

¿Qué se puede hacer, entonces, para financiar la jubilación de los trabajadores con bajos niveles de renta? El mundo anglosajón tiene resuelto este problema desde hace tiempo. Una fórmula en muchas compañías es entregar todos los años acciones a los empleados, acciones que se depositan en cuentas individuales y de las que solo se puede disponer en el momento del retiro. Los dividendos que generen esos valores se utilizan para comprar más acciones. La jubilación se financia con la venta de esos títulos, cuyo valor habrá crecido a lo largo del tiempo. Con ello, las compañías consiguen, además, fidelizar a los empleados y vincularles con la marcha de las empresas haciéndoles partícipes de los beneficios obtenidos por ellas.

El sistema más habitual, sin embargo, es de los planes de pensiones de empleo, que consisten en planes promovidos por cualquier entidad, corporación, sociedad o empresa y cuyos partícipes son sus empleados. En este sistema, la empresa realiza aportaciones al plan de pensiones de empleo.

A diferencia de los planes individuales de pensiones, los partícipes en los planes de empleo carecen de la posibilidad de movilizar sus derechos consolidados a otros planes de pensiones o a planes de previsión asegurados, en busca de una rentabilidad mejor. La única posibilidad es si el trabajador es despedido y el plan tuviera especificado, para ese caso, el traslado de esos derechos consolidados a otro plan fuera de la empresa. Si no es así, ese dinero continuará retenido en el plan de empleo hasta el momento de la jubilación.

La regulación de los planes de pensiones de empleo en España viene establecida en el Real Decreto Legislativo 1/2002, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Regulación de los Planes y Fondos de Pensiones. Según los datos de Inverco, en España había 1.307 planes de empleo a 30 de septiembre de este año, con un patrimonio acumulado de 34.148 millones de euros, frente a los 61.850 millones de euros de los planes individuales. En cuanto a su rentabilidad media, esta se sitúa sistemáticamente por encima del promedio del conjunto de planes de pensiones en España, también según los datos de Inverco. De hecho, a 30 de septiembre la rentabilidad a un año se encontraba en el 8,58%, una décima por encima del promedio de todos los planes de pensiones. Las rentabilidades a tres, cinco, diez, quince y veinte años estaban en 8,31% (7,67%), 5,27% (4,16%), 3,92% (3,26%), 3,14% (2,46%) y 5,05% (4,39%) respectivamente. Las cifras entre paréntesis corresponden a la rentabilidad media del conjunto de planes de pensiones para esos mismos plazos.

El problema fundamental para los planes de pensiones de empleo deriva, en estos momentos, del Real Decreto-ley 16/2013, de 20 de diciembre, por el cual se elimina la exención de las aportaciones empresariales a esos planes de su integración en la base de cotización a la Seguridad Social. Eso significa que la empresa tiene que hacer frente a un gasto extra del 23,60% de estas aportaciones, y el trabajador a un 4,70%. La medida afecta a los empleados de rentas medias y bajas ya que los que tienen ingresos brutos superiores a los 3.425,70 euros mensuales ya están en la base máxima de cotización y no se ven perjudicados por esta decisión del Gobierno.

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Autor

Emilio González

Emilio González, profesor de economía española, europea y mundial en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid.

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