Tienen ventajas fiscales importantes si la prestación se cobra en forma de renta vitalicia

Seguros para financiar la jubilación, una alternativa a los planes de pensiones

Los planes individuales de ahorro sistemático y los planes de previsión asegurados son dos opciones interesantes de ahorro para la jubilación

Seguros para financiar la jubilación, una alternativa a los planes de pensiones
Jubilados.

Siempre que se habla de ahorro para la jubilación, lo primero que viene a la mente es la figura de los planes de pensiones como fórmula adecuada para este fin. Pero este no es el único tipo de instrumento disponible para quien busca obtener una renta futura que complemente su pensión pública. Otras opciones pueden ser los planes individuales de ahorro sistemático y los planes de previsión asegurados.

Los planes individuales de ahorro sistemático, que se les conoce comúnmente por sus siglas PIAS, son un producto financiero con características de seguro y, en consecuencia, tiene que contratarse con una compañía aseguradora. Consiste, en esencia, en realizar aportaciones con el fin de conseguir una renta vitalicia asegurada. Esa renta se percibirá en forma de mensualidades. Su cuantía dependerá del capital acumulado y se conocerá desde el momento de la contratación del plan puesto que viene determinada por la totalidad de los recursos aportados. Esta es una diferencia importante con los planes de pensiones porque con ellos se desconoce el importe del dinero a percibir cuando llegue el momento de la jubilación, incluso si se trata de planes garantizados; en este último caso, lo único cierto es el valor de la garantía, siempre y cuando no se dé alguna de las condiciones previstas en la ley para eludir su aplicación.

Otra diferencia entre un PIAS y un plan de pensiones es que, en el primer caso, la renta vitalicia asegurada puede empezar a cobrarse una vez transcurridos cinco años desde el pago de la primera prima. Además, los rendimientos que genere esta inversión están exentos de tributación por el IRPF siempre y cuando el plan se haya mantenido durante, al menos, cinco años y no se realicen aportaciones anuales al mismo superiores a los 5.000 euros.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que la renta mensual que se perciba tributa en el IRPF como una pensión vitalicia, con grandes reducciones fiscales en función de la edad de quien la contrate. En el caso de los mayores de 70 años, esta renta tributará en el IRPF a un tipo del 8%, mientras que en el caso de los planes de pensiones lo hará al tipo que resulte de la declaración de la renta.

Como los PIAS son un producto de ahorro conservador, su rentabilidad es moderada, como en el caso de los planes de pensiones, con lo que es necesario acumular una cierta cantidad de capital para obtener una renta interesante. Además, a diferencia de los planes de pensiones, las aportaciones a los PIAS no son deducibles en el IRPF.

Por su parte, los planes de previsión asegurados (PPA) también son un seguro de ahorro, pero, en este caso, y a diferencia de los PIAS, sus prestaciones solo se reciben en el momento de la jubilación. Tienen una rentabilidad asegurada y, como se trata de un instrumento de ahorro enfocado a la jubilación, cuenta con las mismas ventajas fiscales que los planes de pensiones.

Al tener carácter de seguro, las compañías que comercializan los PPA tienen que garantizar una rentabilidad mínima hasta su vencimiento, si bien, y, en cierto modo, como ocurre en el caso de los planes de pensiones garantizados, si la gestión del patrimonio de los PPA y los resultados de la compañía de seguros son buenos, se pueden obtener rentabilidades adicionales.

Los PPA no se pueden rescatar hasta el momento de la jubilación, excepto en los casos de enfermedad grave o desempleo de larga duración, como ocurre con los planes de pensiones.

La ventaja de los PPA sobre los planes de pensiones es que aseguran una rentabilidad mínima. Cuando llega la jubilación cobras todo lo ahorrado con las aportaciones más una rentabilidad mínima. Los PPA se recomiendan a personas con una edad cercana a la jubilación o a quienes no les guste el riesgo y prefieran una inversión más conservadora.

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Autor

Emilio González

Emilio González, profesor de economía española, europea y mundial en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid.

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