Los que ganan y los que pierden en la guerra de las OPAs a Endesa?

La guerra por Endesa entra en su recta final y ha ocasionado, a lo largo de 19 meses de batallas, muchas víctimas, entre las que destacan el Gobierno Zapatero y las empresas Gas Natural y E.ON. Incluso, los aparentemente vencedores de momento, Enel y Acciona, podrían salir «tocados» de este conflicto que pasará a la historia empresarial española y europea.

Según el largo y detallado análisis que hace Javier González Navarro. en ABC, los únicos que saldrán ganando son los accionistas de Endesa, ya que cuando Gas Natural lanzó la primera opa sobre la eléctrica, el 5 de septiembre de 2005, sus títulos valían en Bolsa 16,80 euros y dentro de unos meses podrán venderlos a Enel y a Acciona a un mínimo de 41 euros.

De forma colateral, también ganan los bancos de negocios y los despachos de abogados, que siguen trabajando a destajo.

El gran beneficiado es Iberdrola pues, aunque apostó fuerte al principio por la oferta de Gas Natural -firmaron un contrato para la compraventa de activos a desinvertir por Endesa-, supo rehacer su rumbo y, tras adquirir Scottish Power, ha desbancado a Endesa del primer lugar de la clasificación de eléctricas en nuestro país.

Además, la venta de activos de la eléctrica que preside Manuel Pizarro prevista en el acuerdo entre E.ON, Enel y Acciona, hará aún más líder al grupo de Ignacio Galán.

Interferencias del Gobierno
La pugna por Endesa ha dejado también al descubierto las interferencias, casi nunca positivas, del Gobierno socialista tanto en el propio proceso de opas como en las decisiones de los órganos reguladores.

Así ocurrió cuando el Tribunal de Defensa de la Competencia que, con mayoría de vocales nombrados por el anterior Gobierno del PP, votó en contra de la opa de Gas Natural y, sin embargo, el Consejo de Ministros aprobó la operación.

Pero lo más grave y llamativo fue la decisión del Ejecutivo de ampliar las competencias de la Comisión Nacional de Energía (CNE) para filtrar y tratar de frenar la opa de E.ON. El Gobierno no sólo no lo consiguió, sino que además le ha costado a nuestro país una denuncia de la Comisión Europea ante el Tribunal de la CE porque Bruselas considera ilegal la nueva normativa. Asimismo, hay una segunda denuncia contra España por las condiciones impuestas por la CNE a E.ON.

Aunque estas maniobras del Ejecutivo de Zapatero causaron perplejidad y rechazo en la UE, también es cierto que otros dirigentes europeos vecinos deberían sonrojarse después de adoptar medidas similares. Así sucedió en Francia, cuando el Gobierno de Villepin impidió a Enel comprar Suez y forzó la fusión de ésta con Gaz de France (GDF).

Otra derrota de Gas Natural
La primera víctima en la guerra por Endesa fue Gas Natural. Su principal accionista, La Caixa, quiso aprovecharse del factor sorpresa y de los apoyos del Gobierno central y del tripartito catalán y presentó un precio (21,30 euros) muy ajustado en aquel momento.

Además, la oferta contenía más «papelitos» que dinero en efectivo. Curiosamente, antes de que la gasista retirara su oferta hace dos meses, también quedó en la cuneta uno de sus principales valedores mientras estuvo en el Ejecutivo, José Montilla, ahora más ocupado en controlar el Gobierno catalán.

Éste ha sido el segundo fracaso en pocos años de La Caixa y de Gas Natural, personalizado en Antonio Brufau, por hacerse con una eléctrica después de perder también la batalla con Iberdrola.

Sin embargo, la gasista está remontando el vuelo gracias a su presidente, Salvador Gabarró, y al consejero delegado, Rafael Villaseca. Esta semana, ha marcado un nuevo máximo histórico en Bolsa: 37,57 euros. Además, no terminan de apagarse los rumores sobre su posible participación en el diseño final de la nueva Endesa.

El otro gran derrotado en esta carrera que dura ya 575 días es precisamente E.ON. Este gigante alemán llegó a mejorar tres veces su oferta inicial de 27,5 euros (la primera vez a 34,5, la segunda a 38,75 y finalmente a 40 euros) a lo largo de 13 meses y poniendo sobre la mesa 43.000 millones de euros.

Cuando su presidente, Wulf Bernotat, parecía el ganador de la opa, a pesar de las trabas del Gobierno socialista, apareció en escena Acciona, grupo de construcción, servicios y energía controlado por la familia Entrecanales.

El sorprendente desembarco de este grupo en la eléctrica coincidía con el «plan B» diseñado desde Moncloa tras fracasar su intento por hacer descarrilar a E.ON. El objetivo del Gobierno era crear la denominada «opción española» para dinamitar la opa del grupo alemán.

Aunque fueron varias las empresas «invitadas» a sumarse a Acciona, las presiones del PP y del propio consejo de la eléctrica que preside Manuel Pizarro dejaron en solitario al grupo constructor.

Finalmente, el Gobierno y Acciona no tuvieron que buscar mucho para encontrar al socio perfecto: Enel. Esta eléctrica italiana, participada por el Estado, había presumido de contar con 40.000 millones para salir de compras por Europa. Después del veto recibido para adquirir Suez, sus ojos se fijaron en el mercado español, donde tenían una presencia testimonial a través de Viesgo y están encontrando todas las facilidades del Ejecutivo de Zapatero para hacerse con Endesa.

Dudosa estrategia
El tándem italo-español ha llevado al fracaso a la opa de E.ON, ya que ésta sólo podía conseguir un porcentaje ridículo del capital de Endesa debido a la estrategia seguida por aquél y que ha sido calificada como «ilegal» por los alemanes. Su explicación es sencilla.

Primero, adquirieron cada una casi un 25% de la eléctrica -a entre 33 y 37 euros por acción- sin decir que iban a presentar una opa y, cuando se aseguraron casi el 50% del capital, anunciaron su oferta sobre el 100% de la compañía a 41 euros.

Esta estrategia, que también ha tenido su repercusión en la anunciada dimisión del presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Conthe, ha obligado a Wulf Bernotat, presidente de E.ON, a buscar un acuerdo de mínimos con Enel y Acciona para tratar de salvar los muebles ante la opinión pública y, sobre todo, ante sus propios accionistas.

Pizarro y Caja Madrid
La derrota del grupo alemán ha arrastrado a Manuel Pizarro y a Caja Madrid, que habían respaldado con fuerza la oferta de E.ON. Lo que ocurre es que tanto el presidente de Endesa como la entidad que dirige Miguel Blesa pueden enarbolar las banderas de la victoria.

El primero, porque con su perseverancia y tozudez -es aragonés y abogado del Estado-, ha conseguido que el precio de las acciones de la compañía hayan subido 24,2 euros durante el proceso de las opas (144%).

Aunque seguramente le quedan pocas semanas al frente de Endesa, Pizarro volverá a recibir otra emotiva ovación de sus accionistas en la próxima junta.

Caja Madrid tampoco tiene problemas para convertir la derrota de su apoyo a E.ON en una victoria si acude a la opa de Enel y Acciona. Al fin y al cabo, lo que busca son las mayores plusvalías posibles que, si vende su 9,9% de la eléctrica a ese tándem, alcanzarían los 2.200 millones de euros.

Los laureles, salvo nuevas sorpresas, colgarán del cuello de José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona, y de Fulvio Conti, consejerodelegado de Enel. Con una diferencia, que el grupo español, si vienen mal dadas, puede irse con jugosas plusvalías. De momento, se hará con el negocio de renovables de Endesa.

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