(PD / EFE).- Una pintura abstracta del artista Mark Rothko puesta en venta por el filántropo David Rockefeller se convirtió este miércoles en la obra de arte contemporáneo más cara vendida en una subasta, tras rematarse en 72,8 millones de dólares (53,5 millones de euros).
Centro blanco (Amarillo, rosa y lavanda sobre rosa), como se titula esta pintura cuyo valor estaba estimado en unos 30 millones de euros, fue adquirida por un postor anónimo vía telefónica en la subasta de arte contemporáneo de la firma Sotheby’s, en la que se vendió un total de 186 millones en arte.
El precio de venta no sólo significa un récord para el artista, que era de 16,5 millones de euros, sino que convierte a esta pintura, realizada en 1950, en la obra de arte creada después de la Segunda Guerra Mundial más valiosa que se haya vendido en subasta.
Anterior récord
El anterior récord para una obra de arte contemporáneo vendida en una subasta, de 20 millones de euros, lo había alcanzado recientemente en noviembre pasado el artista estadounidense Willem de Kooning, uno de los maestros del expresionismo abstracto.
El atractivo del Rothko no sólo radicaba en que provenía de la colección de Rockefeller, un respetado banquero y figura política de 91 años de edad, sino que fue realizada en un momento crucial de la carrera del artista.
Según Tobías Meyer, quien estuvo conduciendo el remate y es presidente del departamento de arte contemporáneo de Sotheby’s, «cada gran artista tiene una obra por la que es reconocido, y en el caso de Rothko, es ésta«.
La pintura, que nunca había sido subastada y fue adquirida por el filántropo estadounidense en 1960 por 8.500 dólares (unos 6.200 euros), estaba colgada en su oficina en el céntrico Rockefeller Center de Manhattan.
El haber pasado por pocas manos desde su creación en 1950 fue otro factor que la hizo atractiva para los compradores: Rockefeller la adquirió en una galería a la que había sido consignada por Elizabeth Bliss Parkinson, sobrina de Lillie Bliss, una de los tres fundadores del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).
Bliss Parkinson había adquirido la obra en esa misma galería, que la había obtenido directamente del artista estadounidense.
Según la prensa local, Rockefeller vendió la obra porque era la que más se había apreciado en su colección, y el magnate donará lo pagado por la pintura a obras de caridad.