Cada madrileño aporta a las regiones menos ricas el doble que cada catalán

(PD).- Durante los últimos quince años, cada madrileño aportó a la administración central, a través de sus impuestos, el doble que cada catalán. Esta es una de las conclusiones del estudio de la Fundación BBVA sobre las balanzas fiscales de las comunidades autónomas con la Administración central, que desmonta la teoría catalana del agravio frente al centralismo.

Si Esperanza Aguirre fuera nacionalista impulsaría hoy un nuevo estatuto de autonomía para forzar la modificación del actual sistema de financiación del Estado. La razón: agravio comparativo con el resto de España.

Madrid no sólo es el pulmón clave de la solidaridad interterritorial en España, sino que se distancia cada vez más de Cataluña, que es la segunda comunidad que más aporta. Cada madrileño aporta un 118% más que cada catalán, pese a que es sólo un 10% más rico.

Un madrileño entrega 3.247 a la caja común del Estado, frente a los 1.489 de un catalán, según los últimos datos disponibles, correspondientes al quinquenio 2001-2005, ofrecidos ayer en el informe Las balanzas fiscales de las comunidades autónomas con la Administración Pública Central. El texto, de 624 páginas, cubre la evolución de los últimos 15 años y, con una detallada explicación metodológica, desmonta la teoría del agravio expuesta por el nacionalismo catalán contra el centralismo de Madrid.

El Parlamento catalán lleva años reclamando al Gobierno la publicación de las llamadas balanzas fiscales -lo que cada autonomía aporta y recibe del Estado- y las que se conocieron ayer se vuelven en su contra.

Sólo hay actualmente cuatro autonomías contribuyentes netas a la solidaridad: Madrid, Cataluña, Baleares y la Comunidad Valenciana. Pero, de ellas, Madrid aporta más que las otras tres juntas. Y eso que su renta per cápita es de 26.746 euros, un 10% más que la de Cataluña.

Además, Cataluña reivindica -con razón, según el informe- que mantiene un déficit fiscal con España de 9.786 millones de euros en el último quinquenio. Pero el de Madrid es de 18.305 millones y superó la cota de 20.000 en el año 2005. La solidaridad de esta Comunidad con el Estado no ha dejado de crecer, especialmente desde 1996.

También es llamativo que cada balear haga un esfuerzo similar al de cada catalán, pese a que su grado de queja ante el Estado es muy inferior. La Comunidad Valenciana es la cuarta que más aporta, pese a ser sólo la novena más rica.

EL RANKING

El ranking de PIB per cápita del periodo 1991-2005 sitúa a Madrid como la comunidad más rica, y también como la más solidaria. Pero no ocurre lo mismo con Navarra y País Vasco, que ocupan el segundo y tercer puesto respectivamente en lo que a riqueza se refiere y, sin embargo, no sólo no aportan a la solidaridad regional, sino que incluso reciben del Estado más de lo que aportan.

Los regímenes forales de los que disfrutan ambas comunidades explican estas «anomalías», que han creado muchos recelos en otras comunidades autónomas, especialmente en Cataluña, donde sus ciudadanos, aún siendo menos ricos que navarros y vascos, tienen que contribuir más a la solidaridad con otras regiones.

En el extremo opuesto hay regiones que sin ser tan ricas, como la Comunidad Valenciana, con una renta per cápita inferior a la media española, son ya contribuyentes netos.

Estos datos permiten observar tendencias a largo plazo, que muestran que los signos de las balanzas fiscales cambian poco a lo largo del tiempo, lo que puede interpretarse como que son independientes de la combinación de gobiernos, central y autonómico, que se produzca.

El profesor Francisco Pérez, que participó en el acto de presentación del estudio de la Fundación BBVA, recordó que hay regiones, que calificó como «asistidas», como es el caso de Extremadura y Asturias, en las que el gasto público total, incluido el de todas las Administraciones, supera el 60% del PIB, frente a una media nacional del 40%.

En el extremo opuesto hay otras comunidadades, como son las del Arco Mediterráneo, Baleares, Comunidad Valenciana, Murcia e incluso Cataluña, que junto con Madrid, tienen un peso del sector público mucho más reducido.
Los autores del estudio defendieron que los flujos de solidaridad que se han producido en los últimos años van en la dirección adecuada, de las regiones más ricas a las más pobres, pero reconocieron que hay singularidades que provocan descontento.

No obstante, «los sentimientos de agravio más aireados no responden a una base objetiva», apuntó el profesor Pérez, que más tarde negó que con esta afirmación se estuviera refiriendo a las reinvidicaciones catalanas.

GASTO EN MADRID Y CATALUÑA
Aunque el profesor no se refirió a los nacionalistas catalanes cuando hablaba de los que «airean agravios», lo cierto es que uno de los argumentos que más se ha reiterado desde Cataluña a la hora de defender su Estatuto y pedir un trato privilegiado en las inversiones estatales, es que esta comunidad ha recibido muy pocos recursos de la Administración central en los últimos años. Sin embargo, las balanzas fiscales hechas públicas ayer ponen de manifiesto que al menos durante los últimos diez años el Estado central ha destinado más recursos a Cataluña que a Madrid.

Según este estudio es cierto que entre 1991 y 1996, con presupuestos aprobados por Gobiernos socialistas, los madrileños recibieron prestaciones e inversiones por parte del Estado por valor superior a las que se destinaron a los catalanes.

A partir de 1997, sin embargo, el gasto del Estado per cápita en Cataluña ha superado año tras año, hasta 2005, último del estudio, al que se ha realizado en Madrid. Durante todos los presupuestos elaborados por los gobiernos del PP, por tanto las Administraciones centrales destinaron más a Cataluña que a Madrid en términos per cápita.

Las aportaciones de los ciudadanos madrileños a las arcas públicas estatales han sido durante los últimos quince años superiores a las realizadas por los ciudadanos catalanes, y la balanza fiscal de los primeros, por tanto, es mucho más deficitaria que la de los segundos. De hecho, la aportación a la solidaridad de los madrileños ha pasado de 1.685 euros en 1991 a 3.561 en 2005, lo que supone un incremento del 111%.

En el caso de los catalanes, el déficit por persona ha pasado en el periodo de 974 euros a 1.604, con un incremento efectivo del 64,68%. Ante estas cifras, por tanto, el victimismo estaría más justificado si las reclamaciones vinieran de Madrid.

MÉTODO

Uno de los autores del informe, el profesor Ramón Barberán, explicó que la metodología que se ha utilizado es la de carga- beneficio. Así, por ejemplo el pago del IVA no se computa en el territorio donde está domiciliada la empresa que finalmente hace el pago, sino en el del ciudadano que compra el producto o servicio y, por tanto, soporta la carga del impuesto.

Del mismo modo, los gastos del Estado en instituciones como el Tribunal Constitucional, o en defensa, seguridad ciudadana, etc. no se imputan a Madrid, porque esté ahí la sede ministerial, sino que se distribuyen entre todo el territorio español.

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