Solbes y las hipotecas de Zapatero

(PD).- Ya se ha terminado la fiesta del «España va bien». La mayoría hablan de parón, de batacazo, de crisis e, incluso, hay quien asegura que se llegará a la recesión. La Bolsa está mostrando su cara más amarga, los datos del paro han puesto a temblar hasta a Caldera, cae el índice de confianza y la producción industrial… Y, como si fuera un símbolo, Solbes aparece con un parche en el ojo asegurando que todo va bien, como si no fuera capaz de ver la que se avecina en España.

«¿Se ha terminado la fiesta española..?», pregunta Clarín en Buenos Aires. «La economía española da crecientes señales de debilidad. Los economistas temen que España pueda entrar en recesión», afirma el Guardian londinense. «El deterioro rápido de la economía alarma en Madrid», continúa el Guardian, que enumera un rosario de perlas negras: «Días terribles de malas noticias para el Gobierno socialista (…) A partir de las informaciones conocidas, son de temerse golpes más duros».

Juan Pedro Quiñonero hace un repaso para ABC de las cabeceras internacionales. Así ven algunos de los periódicos del mundo la situación económica.

En Berna, Le Temps continúa con el repaso: «El ciclo virtuoso terminará explotando en vuelo (…) Según el Banco de España, dos de cada tres familias españolas tienen dificultades para llegar a fin de mes (…) Los grandes bancos han anunciado que cerrarán el grifo del crédito, incluso a sus mejores clientes (…) La emancipación de los jóvenes corre el riesgo de aplazarse indefinidamente».

Las perspectivas inmediatas pueden agravarse. Financial Times anuncia para toda la zona euro «un oscuro futuro inmediato». Agregando a continuación que «mientras algunos países, como Francia, tienen un crecimiento robusto, España es víctima de la fragilidad de su modelo». Por su parte, Wall Street Journal estima que los regalos fiscales del presidente pueden agravar la crisis: «Las promesas electorales de Zapatero están más dirigidas a su reelección que a mejorar la economía española. España necesita políticas de cambios e incentivos, para los trabajadores y los inversores. Y las promesas de Zapatero pueden crear nuevos problemas».

El Telegraph londinense también estima que «causan inquietud las promesas del Gobierno español». A su juicio, ni los actores económicos (empresarios, trabajadores), ni los analistas, se creen ni las promesas ni las cifras gubernamentales, temiendo que las promesas agraven los problemas de fondo.

Y es que, pese a lo que diga el Gobierno, los datos cantan. Este martes, sin ir más lejos, se vivió una jornada negra en la Bolsa, en la que el Ibex 35 mostró la cara más cruel de la desaceleración económica. Los signos son cada vez más severos y, aunque en el Gobierno se escuden en que hay crisis económica internacional, en España los datos son más dramáticos que en el resto de países de la zona euro.

Pero no sólo la Bolsa ha caído. La confianza del consumidor baja hasta su mínimo histórico y anticipa, según los analistas, un contexto de incertidumbre y mayor desaceleración en los próximos meses que tendrá su repercusión en la Bolsa. Además, el índice español del sector servicios descendió en enero a los 44,2 puntos, su peor registro histórico en lo que técnicamente se define como contracción, mientras que la actividad industrial protagonizó su mayor descenso desde junio de 2002.

Además, está también el pésimo dato del paro. El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, igual que Solbes, ha estado a verlas venir y no ha sabido reaccionar.

Desde el Gobierno de Zapatero ya no se atreven a llamar «antipatriotas» al que avisa de que los nubarrones están sobre las cabezas. Ahora se agarran a la cantinela de pesimistas, alarmistas, catastrofistas,….

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