Siga los pasos del yen: es la mejor brújula en estos momentos

(PD).- Mucha inestabilidad y volatilidad. Los mercados están viviendo momentos complicados entre la mala situación económica de Estados Unidos, la debilidad del dólar y los máximos históricos de materias primas como el petróleo y el oro. Entre tanta incertidumbre, el yen se ha convertido en un buen guía para adivinar hacia donde se mueve la bolsa.

Explica Pedro Calvo en El Economista que un día es la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos la que remueve el panorama con sus medidas para plantar cara a la crisis financiera; al siguiente todo el protagonismo recae en el dólar, cuya tendencia bajista parece no tener fin; si alguno de los dos falla emerge la pujante figura del petróleo, que camina firme sobre la barrera de los 100 dólares, o el brillo del oro, que ayer marcó un hito histórico al tocar por primera vez la redonda cifra de los 1.000 dólares por onza, o cualquier otra novedad que agite los ánimos.

Mucha volatilidad

El caso es que los actuales son tiempos extremadamente inestables. Lo avala la evolución del VIX, el índice que mide la volatilidad en los mercados estadounidenses, que está en sus niveles más altos en cinco años. Y también lo confirman los comentarios de los analistas y las firmas de inversión, que no invitan precisamente a la tranquilidad. Así, la agencia Standar&Poor’s anunció ayer que las provisiones globales en el sector financiero por los títulos vinculados a las hipotecas de alto riesgo o basura -subprime- y otros préstamos hipotecarios pueden ascender a 285.000 millones de dólares -183.000 millones de euros-.

Con todo este tumulto, moverse por los mercados resulta harto complicado. ¿Cuáles son las referencias válidas y cuáles no? ¿Sirven de algo los ratios bursátiles y los datos económicos más habituales? Éstas y otras preguntas son pertinentes en estos ajetreados tiempos. Y aunque no hay respuestas mágicas, sí es cierto que hay existe un bastión al que aferrarse: el yen japonés.

Actualmente, la divisa nipona sobresale como la brújula más fiable de todo el universo financiero. Ayer se pudo comprobar de nuevo. Los parqués europeos sufrieron un nefasto inicio de sesión que les condujo a caídas próximas al 2 por ciento. Pues bien, esa zozobra coincidió con el momento en el que el yen se situó por vez primera desde finales de 1995 por debajo de las 100 unidades por dólar. Horas después, cuando los mercados europeos levantaron cabeza y minimizaron las pérdidas, el yen se movía entre las 101 y las 102 unidades por dólar.

Medida de la inestabilidad

Por tanto, la fortaleza del yen es directamente proporcional a la caída de las bolsas. Los datos así lo constatan. Desde que la crisis financiera estalló en julio, el índice estadounidense Dow Jones ha retrocedido un 10 por ciento y el español Ibex 35 se ha dejado un 11,5 por ciento. En este mismo periodo, la moneda japonesa se ha revalorizado un 18 por ciento frente al dólar. Esta fortaleza se hace extensible a otras divisas: desde julio, el yen sube un 5,5 por ciento frente al euro y un 17 por ciento frente a la libra esterlina. Curiosamente, entre marzo de 2003 y julio de 2007, intervalo en el que las bolsas subieron sin descanso, el yen japonés vivió una etapa bajista.

¿De dónde procede esta relación? Del carry trade, es decir, de la operativa consistente en tomar dinero prestado en países con bajos tipos de interés para invertirlo en otros países. En los últimos años, los inversores institucionales habían acudido a Japón, donde los tipos sigue próximos al 0 por ciento, para obtener dinero que después destinaban a comprar otros activos, entre los que han sobresalido los parqués. O lo que es lo mismo, el país asiático ha actuado como financiador de la subida de las bolsas mundiales. Como esos inversores vendían los yenes que obtenían para cambiarlos por las divisas de los países en los que invertían, el carry trade ayudaba a debilitar al yen.

Como asegura la experta en el mercado cambiario Kathy Lien, «el aumento de la aversión al riesgo beneficia a las divisas con bajos tipos de interés». Es decir, lo que está pasando ahora. A diferencia del alegre periodo vivido entre 2003 y mediados de 2007, en el que el riesgo parecía un asunto menor, los temores han regresado, algo que desincentiva el carry trade, perjudicando a las bolsas, donde entra menos dinero, e impulsando al yen, que sufre menos ventas. Por tanto, cuando la aguja del yen apunte hacia arriba, las bolsas temblarán de nuevo; si, por el contrario, la aguja señala hacia abajo, el dinero volverá a los parqués.

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