Consejos domésticos para ahorrar en el día a día

(PD).- Ir al supermercado y comprar es un problema. 200 euros cada vez dan para menos. Menos leche, menos pan, menos carne, menos verduras, menos pescado, menos todo… Y en una familia no desaparecen el número de bocas que comen todos los días.

Afirma Juan F. Cia en ADN que sobrevivir ante una situación de alza generalizada en el precio de los alimentos es un ejercicio de matemáticas continuo. No todos suben a la vez, incluso muchos de ellos bajan puntualmente, pero el incremento es evidente.

Un vistazo rápido en el Observatorio de precios de los alimentos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino muestra algunas subidas que afectan directamente al consumidor. En esta primera semana de junio, el cerdo aumentó un 2,74% con respecto a la semana anterior, las sardinas un 15%, la bacaladilla un 26,67%, la patata un 3%, el limón un 6,25%… Es lo que hay.

No es novedad: en febrero ya se conocía que el aceite de girasol fue el producto que más subió en el último año con un 33,87%, el segundo la leche con un 25,42% y la harina quedó tercera en este podio con un 21,89%.

En abril de este año, el precio de los alimentos en la UE sufrió su mayor incremento desde 1996 con un 7,1%. España experimentó la quinta mayor subida de la eurozona (6,8%): la leche, el queso y los huevos, un 16,6%; el pan, los cereales y las frutas, un 10,1%.

La pregunta es… ¿cómo podemos ahorrar en la cesta de la compra? Las asociaciones de consumidores dan algunos consejos prácticos. Elaborar una lista y ceñirse a ella. Nada de que el niño meta sus productos en el carrito. No es bueno recorrer 30 kilómetros para ir a un supermercado más barato, al final sale demasiado caro por el gasto en combustible. Las marcas blancas, si se conoce el fabricante, pueden ser una alternativa eficaz.

Es importante hacer una compra inteligente: las familias numerosas deben aprovechar las ofertas de 2×1 o 3×2, aunque se corre el riesgo de un aumento estéril en el gasto. Ir al supermercado con el estómago lleno evita antojos absurdos. Otra medida importante es comprar lo que se va a consumir con seguridad, no tirar alimentos favorece un ahorro real.

Una ley fundamental es que los clientes superen las estrategias de venta de las grandes superficies: sus gestores suelen colocar los productos más caros a la altura de los ojos, hay que fijarse arriba y abajo y buscar la mejor opción. ¡Y tener cuidado! Muchas veces terminamos comprando una planta, accesorios para casa o material escolar cuando no es imprescindible.

La especulación con las cosechas

Carlos Trías, director técnico y economista de Asgeco (Asociación General de Consumidores), aporta novedades sobre el debate de los precios. «Hay movimientos especulativos que se desplazan del sector de la construcción, que en estos momentos ha perdido pujanza, hacia el mercado de las materias primas y eso afecta a los precios», asegura Trías.

«Ahora mismo se están comprando cosechas que verán la luz dentro de cinco años, con la idea de que el precio de los alimentos subirá aún más y se convertirá en un verdadero negocio», afirma el economista. La subida se debe al aumento de la demanda frente a la misma oferta, lo que hace incrementar el precio en favor de la especulación.

Según Trías, «muchos países acumulan materias primas porque saben que mañana las venderán más caras que hoy y eso afecta, de forma interesada, la relación entre demanda y oferta».

Petróleo, biocombustibles y las economías emergentes

La subida del petróleo lo transforma todo. Entre enero de 2007 y mayo de 2008, cuando el barril de Brent alcanzó la cifra de los 135 dólares, el crudo aumentó un 170%. Este universo loco del crudo tiene dos consecuencias. La primera, el aumento de los costes en la cadena de distribución y comercialización de los alimentos, que afecta al precio de las materias primas en los establecimientos.

La segunda, que muchos países apuestan por los biocombustibles por necesidad o negocio. Este tipo de carburantes se elabora con cereales, caña de azúcar o girasol. Si se utilizan cosechas para combustibles y no para el consumo, la demanda desciende y el precio aumenta. Esto provoca también la falta de productos de primera necesidad en países con falta de alimentos. Más personas que se mueren de hambre.

La relación entre oferta y demanda también se ve alterada por el enorme consumo de economías emergentes como China e India, que unido al descenso de la oferta provoca que el precio se dispare. Además, los factores medioambientales que echan a perder las cosechas -terremotos, sequías, plagas- no son elementos que mejoren la situación.

¿Dónde está la diferencia?

La semana pasada, los productores mostraron su malestar en el Mercado Agrario Transparente. Los elevados márgenes de los intermediarios provocan un aumento del precio de los alimentos del 483% y ellos sólo huelen gran parte del pastel.

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