De la desaceleración a la recesión sin pasar por la crisis

(PD).- Cada semana estamos más cerca de la recesión económica, según vaticinan los organismos internacionales y los diversos servicios de estudios bancarios, y así lo ha insinuado, aunque matizando, el vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, Pedro Solbes, en la cadena SER.

Escribe José Oneto en La Estrella Digital que, con esa misma parsimonia que el pasado lunes pedía a los ciudadanos optimismo y tranquilidad ante la situación económica, el vicepresidente ha reconocido, ante los micrófonos de la cadena SER, que es posible que España entre en los próximos meses en recesión económica, aunque sus previsiones indican que el crecimiento será cero y no negativo en los próximos trimestres. Recesión es cuando en dos trimestres consecutivos el crecimiento es negativo.

“Desde el Gobierno estamos trabajando con el supuesto de no recesión y, también, muy cerca de cero para los próximos trimestres. Para el último trimestre del 2008 y el primero del 2009 el PIB registrará un crecimiento muy bajo y muy cercano a cero”, “con una inflación por encima del cinco por ciento, ya que los precios subieron en julio y también subirán en el mes de agosto, vinculados al precio del petróleo”.

Coincidiendo con los negros pronósticos de Solbes, el Banco de España, en su último boletín, asegura que la crisis económica se ha acentuado en el segundo trimestre de este año, con un frenazo del crecimiento intertrimestral de sólo un 0,1 por ciento, lo que viene a ratificar los pesimistas pronósticos del vicepresidente, con el que coincide, también, en que el ciclo bajista se prolongará hasta bien entrado el año 2009, debido a la inestabilidad financiera, provocada entre otros factores por las hipotecas subprime, el elevado precio del crudo y la crisis profunda de la economía norteamericana, que está sufriendo las consecuencias de la política de George Bush, probablemente el peor presidente de la historia de Estados Unidos.

Todos estos datos indican que, según la terminología oficial, vamos a pasar de una intensa “desaceleración económica” o “serias dificultades económicas”, según expresión del propio presiente del Gobierno en su último encuentro en el Palacio de la Moncloa con los representantes de la patronal y de los sindicatos, a la “recesión”, sin solución de continuidad, y todo sin tocar siquiera la palabra crisis, de la que se ha huido intentando ignorar la realidad.

En estos momentos, de todos los países de la eurozona, España, que está a punto de conseguir la cifra récord de parados, con una tasa por encima del 10 por ciento, y con una tendencia a terminar el año por encima del 12 por ciento, según fuentes oficiales, y con una inflación también récord, es uno de los países destinados, por el hundimiento además del sector de la construcción, a entrar en recesión, junto con nuestro vecino Portugal, Eslovaquia e Irlanda. Dinamarca es el primer país de la Unión Europea que ha entrado en recesión.

Las pesimistas declaraciones de un Solbes que aparece cansado y agobiado —no sólo por el deterioro económico, sino también por la financiación autonómica rechazada por las Autonomías, especialmente la catalana, y que carece de un horizonte claro de solución, y por los problemas que tiene para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado—, y los últimos datos del Banco de España que vienen a corroborar la parálisis de nuestra economía, configuran un panorama que ha superado al propio Gobierno y que ha llegado a desbordarle.

Quizás por eso cada vez son más las voces que están reclamando un pacto anticrisis como el que recientemente han pedido el Círculo de Economía catalán, el Instituto de Empresa Familiar o el Consejo de Cámaras de Comercio.

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