En la Champion League de la economía España no supera cuartos

(PD).- Ni G-8, ni G-14 ni, por supuesto, G-4. España queda al margen de los grandes foros internacionales en los que se debaten las salidas al huracán financiero. De nada han servido las palabras triunfales de Zapatero en Nueva York sobre la solidez de nuestros bancos.

En un excelente artículo en El Semanal Digital, José Antonio Gundín escribe:

Tampoco han surtido efecto sus comentarios jocosos sobre Berlusconi, Sarkozy y el PIB. En la Champion League de la economía el equipo español sigue clavado en cuartos. No es casual que entre los diplomáticos de profesión, no entre los nombrados por razones políticas, se sienta cierta vergüenza ajena por la pérdida de relevancia de nuestro país en la escena internacional.

El desaire del presidente francés, que sólo convocó el pasado día 4 en París a Merkel, Brown y Berlusconi para analizar la crisis, no ha sido el primero que se propina en Europa al presidente español. Ya a principios de año, bajo la Presidencia británica de UE, Gordon Brown llamó a Londres a los otros tres gobernantes citados y marginó conscientemente a Zapatero. Ante las discretas protestas del Gobierno español, el anfitrión argumentó que se había limitado a los representantes europeos del G-8, en el que no está España.

Endeble excusa, sin duda, pero muy elocuente de la poca importancia que se le da a la España de Zapatero más allá de los Pirineos. Pero resulta aún más humillante que el Gobierno socialista se sienta satisfecho con que Sarkozy haya tenido a bien abrir un hueco en su agenda para recibir al presidente español. No es muy estimulante ser comensal de segunda. Ni de verdaderos campeones. España está entre las diez principales naciones del mundo y debería ocupar un puesto del mismo relieve en los principales foros internacionales.

¿Tiene visos la política exterior de Moratinos de alcanzar ese objetivo? Sin ánimo de ser pesimistas, no parece. En un reciente discurso, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, realizó el siguiente diagnóstico: «El G-7 no funciona. Necesitamos un grupo mejor para un momento distinto». Y añadió: «Para lograr la cooperación financiera y económica, deberíamos considerar un nuevo grupo directivo que incluya a Arabia Saudí, Brasil, China, India, México, Rusia, Sudáfrica y el actual G-7». De España, ni la más lejana referencia.

Habrá quien considere que estos foros suelen ser inoperantes y que España no se pierde gran cosa por no pertenecer a ellos. De esta opinión es Rubalcaba. Es evidente que quién no se consuela es por que no quiere, pero siempre será mejor que cuenten con uno a que no existas.

Pero es que, además, Zapatero llegó al Gobierno en 2004 con la promesa de devolver a España «al corazón de Europa». Cuatro años después, nuestro país no está precisamente en el corazón; se diría que un poco más abajo.

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