El KBC, único banco belga que no había solicitado ayuda a su gobierno, pide ahora 3.500 millones de euros

(PD).- El grupo bancario y asegurador belga KBC ha solicitado 3.500 millones de euros al Estado para hacer frente a su situación después de su caída del 7% al cierre de la bolsa este viernes, según informa el diario Le Soir.

La entidad, la única de peso del mercado belga que aún no había recibido asistencia pública para afrontar la crisis financiera, quiere enviar un mensaje claro antes de la apertura de la bolsa del lunes.

A pesar del anuncio, fuentes de la entidad aseguran que no se encuentran ante un problema de solvencia o liquidez, pero «debe reaccionar para detener la espiral negativa de la que es víctima», señala la agencia Belga.

El diario flamenco Het Nieuwsblad destaca que la agencia de calificación Fitch redujo anoche el valor de la cuota de crédito de KBC, después de una jornada en la que sus títulos acusaron la caída más fuerte en 12 años, lo que podría dificultar al banco la financiación de su deuda.

KBC abrió la jornada desplomándose en bolsa, con un descenso del 30%, y se recuperó a medida que avanzaba el día hasta cerrar con una caída del 7%. Un analista de la sociedad Degroof, Ivan Lathouders, ha estimado que KBC necesitaría al menos 2.000 millones de euros para afrontar su situación, recoge el diario flamenco De Tijd.

El diario económico L’Echo, avanzaba ya esta madrugada que este fin de semana se producirán discusiones sobre el futuro de KBC, aunque aún está por ver la fórmula que se utilizará par ayudar a la entidad. La solución podría pasar por aplicar una garantía de Estado similar a la que se ofreció al banco franco-belga Dexia u optar por una inyección de capital, analiza el diario.

La versión que un grupo de analistas expresó ayer de que el banco podría solicitar ayuda al Estado para asegurar su solvencia fue desmentida por la entidad que no descartó, sin embargo, recurrir a este tipo de medida por cuestiones de competencia al ser el único gran banco de los que operan en Bélgica que aún no lo había hecho.

Hasta ahora, el Estado belga ha tenido que acudir al rescate de Fortis -al que primero inyectó capital y que acabó dividido, en manos del Estado holandés y del banco francés BNP Paribas- y de Dexia, una entidad especializada en la financiación de pequeñas empresas. En cuanto al holandés ING, muy extendido en Bélgica, el domingo pasado obtuvo 10.000 millones de las arcas públicas para garantizar su estabilidad.

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