¿Funcionará el Plan Obama o vamos de cabeza a una catásfrofe sin paliativos?

(PD).- Los tiempos no sólo parecen duros, sino sin precedentes, incluso para mí, que administré una empresa durante tres recesiones -1973-1975, 1980-1982 y 1990-1991-. En cada una de esas crisis, en cualquier día de febrero, incluso con la economía en declive, podía pronosticarse que las ventas en abril variarían sólo en un par de puntos porcentuales.

Explica Jack Welch en El Economista que en la actualidad, es como si un manto de niebla hubiera caído sobre el comercio. La visibilidad es cercana a cero. Por lo tanto, no resulta asombroso que los gerentes traten por todos los medios de preservar la institución mediante la reducción de costos.

Pero ¿está la economía más allá de toda salvación? Por supuesto que no. Hay muchas personas inteligentes, dedicadas, estudiando el caso. Lo que se ignora es con qué rapidez comenzará la mejora, y con qué velocidad se afianzará una vez esa recuperación se concrete. Y eso, creemos, dependerá, para los políticos, de tres hechos controvertidos, pero inexorables.

Hecho nº 1: concentrarse en los detalles del paquete de estímulo antes de arreglar el sistema bancario es poner el carro delante de los caballos.

Bancos saludables

Los bancos saludables son para la economía lo que los corazones sanos son para los seres humanos: los mantienen vivos con la sangre del crédito. Pero ahora, sin embargo, mientras el paciente sufre un ataque cardíaco, los políticos están entretenidos discutiendo cuánto gastarán en un traje que lucirán el año próximo.

El plan de rescate TARP -siglas en inglés de Troubled Asset Relief Program, o programa de rescate de valores en problemas- y otras tempranas iniciativas parecen haber estabilizado los mercados, pero se necesitan hacer más cosas, algunas de ellas difíciles de digerir. La caída de los precios de las viviendas sigue siendo un problema grave. Y el Gobierno necesita aún implementar un programa agresivo para que las ejecuciones hipotecarias sean controladas.

También necesita sacar de las hojas de contabilidad valores tóxicos que continúan contaminando el resto. En 1989, el enfoque buen banco/mal banco de la Resolution Trust Corporation trabajó con eficacia. Pero el reciente rescate de Citigroup sugiere que las garantías de títulos dadas por el Gobierno también son una opción potencial.

Pero nuestro propósito no es discutir detalles. Consiste simplemente en señalar que los políticos perderán el tiempo si discuten el paquete de estímulo y no dedican todas sus energías a salvar el sistema financiero.

¿Se crearán empleos?

Hecho nº 2: el plan de estímulo se está convirtiendo en un embrollo muy opaco y su potencial para crear empleos resulta bastante discutible.

El paquete fue aprobado en la Cámara de Representantes la semana pasada, pero eso no significa que la mayoría de las personas le tengan confianza o crean que incluye el mejor conjunto de ideas que nuestro gobierno puede ofrecer. Esperamos que el debate en el Senado haga avanzar el proyecto de ley en la dirección de la transparencia y del buen sentido.

Creemos, sin embargo, que eso sólo ocurrirá si los políticos comienzan a hablar del paquete de estímulo como deben hacerlo, en términos de tres diferentes baterías de propuestas.

La primera debe contener todos los planes cuyo propósito es alentar la creación de trabajos. Cada gasto debe estar vinculado a proyecciones detalladas sobre cuantos empleos serán creados, y de qué tipo. La segunda batería debe contener todas las propuestas para gastos destinados a ayudar a aquellos dañados por el colapso económico. Y el tercero debe contener todas las medidas que están en el paquete de estímulo, porque son el pago que se hace a los legisladores por su apoyo a las medidas.

Pork and partisan payback

Los autores hablan de pork and partisan payback. Se trata de clausulas en una legislación destinadas a proyectos locales, como la construcción de caminos, o la creación de una fábrica, o cualquier otra medida que favorezca al distrito de un legislador, y por ende, sus posibilidades de reelección.

Es desafortunado que exista esa tercera batería, pero eso es la política. Sería ingenuo negar su existencia. Pero sería todavía peor que los políticos sigan discutiendo el paquete de estímulo como si se tratara sólo de una gran masa de iniciativas. El paquete devolverá la tan requerida confianza y será en definitiva más eficaz si el debate trata de aquello que realmente interesa: la creación de empleos y el compromiso de respaldo para aquellos que los han perdido.

La venganza, una estrategia perdedora

Hecho nº 3: La venganza puede ser tentadora, pero es una estrategia perdedora.

La lista de personas que podría haber evitado o mitigado este desastre económico es muy larga. Además, recientes informes sobre los miles de millones de dólares pagados en bonificaciones a los banqueros de Merrill Lynch sólo han exacerbado la idea de que alguien tiene que pagar por este capitalismo enajenado.

Pero los políticos deben aceptar que ahora somos todos inversores -los contribuyentes- en empresas que el Gobierno está ayudando. Dentro de ciertos límites, debemos permitir a esas compañías que hagan todo lo posible para prosperar en un mundo globalmente competitivo. Y eso incluye, sí, pagar por su desempeño y cortejar a los clientes con eventos de ventas. Si no lo hacemos, pronto seremos inversores reducidos a los huesos.

No queremos minimizar los desafíos que nos esperan. Si nos guiamos por una comprensión compartida sobre la prioridad que tiene el estatus del sistema bancario, el contenido real del plan de estímulo, y el costo autodestructivo de la venganza, encontraremos un camino juntos.

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