Almunia: «Quienes debían haber prestado atención a la crisis, hace dos años, no lo hicieron»

Almunia: «Quienes debían haber prestado atención a la crisis, hace dos años, no lo hicieron»

(PD).- “Quienes debían hacer caso, no prestaban atención a las consecuencias que se iban a derivar de ese crecimiento de los desequilibrios en la economía que indicaban que aquello no era sostenible”. La frase corresponde al socialista Joaquin Almunia y han sido pronunciadas este lunes en la “V Conferencia Internacional de ABC: Europa y América, ante los cambios”.

Antes del comisario europeo, habían intervenido el presidente del BBVA, Francisco González y el ex ministro Carlos Solchaga.

Aunque ha puesto el acentro en la falta de visión de políticos y expertos -sin citar nunca a Zapatero o Solbes-, Almunia no ha quitado importancia a “hitos” en la recesión, como la caída de Lehman Brothers, la cumbre del G-20 en Washington el 15 de noviembre o la de ayer, en Berlín.

“Es verdad que esta crisis tiene similitudes con otras que hemos vivido o que hemos leído”, como la del “crack del 29, que dio lugar a un sistema de organización de las políticas públicas para que no volviera a repetirse algo así”, como la que hemos vivido en España de los primeros años 70, en América Latina, en Asia, pero hay diferencias muy importantes que exigen no sólo decisión sino también capacidad de decisión.

“Los mercados financieros son más globales que otros mercados, y de ahí la rapidísima velocidad de transmisión de la crisis, mucho más de lo que podíamos imaginar hace meses. No podíamos imaginar que la caída de Lehman Brothers pudiese tener consecuencias tan palpables y rápidas en distintos puntos del planeta. Hoy en día, la transmisión es total”, opina Almunia.

El hoy comisario europeo ha dicho que el sistema financiero es muy sofisticado y no es fácil aplicarle una solución, porque está en el epicentro de la crisis.

La Administración de EEUU lleva bastantes meses buscando una solución para la gestión de los activos tóxicos para sanear los balances de las entidades financieras norteamericanas y no la ha encontrado todavía. El diagnóstico está consensuado, pero el tratamiento es complejo, ha dicho en un símil médico Almunia.

Para la solución de la crisis financiera, Almunia ha repasado distintos casos, como el español o sueco, pero ha destacaod que hasta el momento la recesión está asentada en el entorno de los sistemas financieros en crisis. Es difícil encontrar el asidero al que agarrarse en una situación de demanda externa relevante.

No es sólo una crisis económica o financiera, porque ya estamos viendo tensiones sociales en algunos puntos del planeta, y tendrá consecuencias políticas. En los países emergentes, en democracias jóvenes, en procesos de consolidación, las consecuencias políticas se van a ver antes y de formas más dramáticas que en otros con democracias fuertes.

La respuesta, por tanto, “debe ser global”, “coordinada”, “la cooperación se tiene que intensificar”, porque la alternativa es el proteccionismo, la desglobalización, para lo que “existe un riesgo” en la actualidad.

“El riesgo mayor es no estar en la globalización”, aunque sea verdad que “la globalización nos ha traído riesgos”, ha colegido Almunia, que ha proseguido: “Hay que evitar el proteccionismo en el mundo, y sobre todo, en Europa, que no puede pagar la factura de esta crisis. Al revés, la dimensión europea es un plus, un activo que tenemos los Estados miembros ante la crisis”.

Almunia ha compartido con el presidente del BBVA el hecho de que la política monetaria de los principales bancos centrales está ayudando mucho, sobre todo, porque lo están haciendo de forma coordinada. Pero hay que coordinar también otros aspectos, como la retirada del impulso fiscal “en cuanto sea posible retirarlo”, en cuanto la economía sea capaz de caminar “sin muletas”, porque si no, vamos a elevar de forma impresionante los niveles de endeudamiento pública, que recaerán en las próximas generaciones, ha vaticinado Almunia, y también en los países menos emergentes.

A juicio del comisario económico de la UE, “existe el riesgo de la reacción pendular, de forma que al ponernos a regular el sistema financiero, no se haga de forma adecuada, o haya un exceso de regulación”.

Y hay que regular el modo de tratar estos temas de las diferentes instituciones internacionales. Por un lado, está el Foro para la Estabilidad Financiera, creado a raíz de la crisis asiática, que no ha tenido hasta el momento una coordinación adecuada con organismos que deberían aplicar sus buenas consignas para superar la mala coyuntura económica. Hay que encontrar el organismo que sí haga valer sus recomendaciones y sus medidas de regulación, y todo el mundo mira hacia el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Ahora mismo, “el reto de Europa es diseñar las medidas de regulación y supervisión a escala europea” tan necesaria en estos momentos, pero el viejo continente tiene la responsabilidad de hacer valer esas medidas a escala global, porque si no se repetirán de nuevo en el futuro crisis como las que se han venido manifestando en el pasado.

Almunia ha reivindicado “la estrategia de salida” a nivel fiscal, pero también si vamos a tener un sistema financiero más regulado -que lo vamos a tener- también estará más contenido, más apalancado, impulsará menos la inciativa global, la potencia de su motor va a ser menor, una garantía de que no se saldrá en una curva del camino. ¿Qué motores suplirán esa falta de cilindrada entonces? La economía no financiera, que deberá ser menos rígida e intervenida. “Vamos a ese mix entre ambos -ha pronosticado esta mañana el comisario europeo-”, ligada al cambio climático, que tendrá que afrontar el envejecimiento de la población y que va a tener campo en diferentes áreas de actividad.

“Esperamos que los EE.UU. se corresponsabilicen a la hora de tomar decisiones con la UE y los países emergentes para llevar adelante esas adaptaciones necesarias en el FMI, así como la mejor representación en las instituciones de Bretton Woods”, pero aún quedará la duda del juego que desarrollarán las instituciones multilaterales y cómo se combinarán con los gobernantes.

En augurios de Almunia, “al G-7 ó G-8 no le queda mucho, pero también empiezan a manifestarse interrogantes sobre el G-20, que tiene el reto clave de la cumbre de Londres, del próximo 2 de abril”.

En función de cómo afronte esta cumbre, saldrá reforzada o vilipendiada., ha venido a destacar Almunia, que ha dicho que en el segundo caso se sembraría la incógnita de “¿quién está entonces al mando de la crisis?”. Para Almunia, la capacidad de unir los esfuerzos y voluntades políticas marcarán el resultado de esa histórica cumbre.

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