Al lujo no le afecta la crisis

Al lujo no le afecta la crisis

(PD).- “Crisis, ¿qué crisis?”, decía Supertramp a finales de los setenta. Mientras los españoles llenan las listas del Inem, las pequeñas empresas echan el cierre porque no cubren ni los gastos y la gente hace encaje de bolillos para llegar a fin de mes, el mundo del lujo sigue como siempre. En épocas de vacas flacas, los más pudientes son los que suelen sacar partido, y eso es lo que está pasando en Madrid, donde no dejan de abrirse tiendas de alto standing.

Según cuenta la revista Época, a finales de 2007 los analistas económicos empezaron a vislumbrar lo que ahora es la dura realidad. La economía empezaba a hacer aguas y en poco tiempo la cosa se haría insostenible.

Los hechos lo han demostrado y la situación que se vive en todo el mundo, con especial incidencia en nuestro país, ha disparado las alarmas de gobiernos, bancos, empresarios, sindicatos y trabajadores. Unos no saben cómo parar esto, otros lo sufren, y los más perjudicados ven cómo pierden sus trabajos.

Ése es el mundo real, el del 95% de la población que madruga y trabaja 10 horas al día para poder pagar religiosamente su hipoteca y educar con sufrimientos a sus hijos. Luego están los adinerados, los que si cierran una empresa tienen otras cinco, los que se pueden permitir comprarse trajes de 3.000 euros y relojes de 12.000.

Para ese tipo de clientela están las tiendas de lujo, cuyos dueños saben que es el público más fiel que hay. Personas que compran compulsivamente sin mirar el precio y que, gracias a llevar estas firmas, se sienten diferentes a los demás. No superiores, pero sí con un hecho diferencial que los hace distintos.

Nuevas firmas

Si estudiamos lo que está pasando en Madrid en los últimos meses, pese a la crisis, se puede observar que importantes firmas extranjeras han aterrizado en su calles más atractivas para este tipo de negocio. Óscar de la Renta abrió hace poco una tienda en la capital. El diseñador dominicano se ha instalado en la exclusiva calle de Claudio Coello, en un local de 280 metros cuadrados dividido en dos plantas. Los precios son similares a los que mantiene en EE UU, que oscilan entre 1.300 y 2.300 euros los vestidos de cóctel para mujer y 2.600 los trajes de chaqueta.

También la famosísima joyería Tiffany’s se ha asentado en el antiguo local que ocupaba Versace, en Ortega y Gasset. La conocida joyería de lujo ha llegado por todo lo alto a la Milla de Oro madrileña y competirá claramente con Cartier, Suárez, Nicol’s…

A finales de 2008, también inauguró un local en Madrid con una fiesta por todo lo alto el famoso diseñador Marc Jacobs, un icono de la juventud. Miu Miu, la segunda línea de lujo de la firma italiana Prada, en breve establecerá en Serrano, al lado del Loewe de mujeres, su tienda con la línea masculina. Asimismo, Kenzo acaba de aterrizar en esta zona de lujo de Madrid.

¿Por qué abren las firmas de lujo en época de crisis? Expertos coinciden en dos motivos. El primero es que asentar uno de estos establecimientos es una decisión que se contempla durante un período de tiempo muy largo.

Por lo tanto, cuando se pensó en afrontar ese riesgo no era una época mala, y en la fecha de la apertura la situación económica ha variado mucho con respecto a cuando empezó a sopesarse la decisión. Y, en segundo lugar, porque la gente pudiente siempre va a diferenciarse comprando bienes de lujo que serán perecederos, aparte de la distinción que causan en quién los lleva.

Un hecho constatable que demuestra que las tiendas de lujo regatean las estrecheces económicas con mucha clase es que el conocido bolso Birkin de Hermès hay que seguir adquiriéndolo mediante encargo.

Más información en la revista Época.

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