Suiza levante el velo del secreto bancario a petición del G-20

(PD).- La campaña de presión contra los paraísos fiscales iniciada por las potencias agrupadas en el G-20 y que ha recibido el respaldo de la OCDE ha logrado que Suiza, símbolo de esta práctica y que ha construido un imperio bancario a través de su política de confidencialidad instaurada en 1934, y Austria flexibilicen su secreto bancario.

Hace unas semanas el banco más importante del país, UBS, ya hizo algo parecido ante las presiones de EE UU para que le diese datos de los clientes que habían evadido impuestos a través de sus cuentas.

El Consejo Federal helvético ha decidido hoy aumentar el intercambio de informaciones sobre el secreto bancario conforme a las reglas en materia fiscal de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. El Gobierno ha asegurado que simplificará los procesos en «en determinados casos» de sospechas «demostradas y concretas». Asimismo, ha adelantado que está dispuesto a revisar los acuerdos de doble imposición.

No obstante, el Gobierno suizo ha querido dejar muy claro que el secreto bancario continúa existiendo, y que la adaptación a los estándares de la OCDE en materia administrativa no modifica las reglas para los contribuyentes domiciliados en Suiza.

En Austria, el ministro austríaco de Finanzas, Josef Pröll, también ha adelantado hoy en una rueda de prensa desde Viena que las sospechas sobre prácticas irregulares de sus depositarios deberán estar bien documentadas para que las autoridades accedan a abrir las cuentas de un cliente extranjero. Hasta ahora, tanto las entidades suizas como las austriacas sólo estaban obligadas a dar información a otros países si había un proceso judicial abierto por casos de narcotráfico o terrorismo.

«Damos un paso hacia la OCDE para defender nuestros intereses. Eso era importante porque en los últimos días se estaba discutiendo mucho sobre diversas listas negras (de paraísos fiscales no cooperativos)», ha dicho Pröll. Sin duda, los más afectados por este cambio de rumbo en la legislación bancaria austríaca serán los ciudadanos de la vecina Alemania, que en el pasado han transferido miles de millones de euros a cuentas secretas en la república alpina, lo que ha provocado gran malestar en Berlín. Con la nueva normativa, que aún debe ser aprobada por la UE, las entidades austríacas ya no constituyen un santuario para su dinero no declarado ante el fisco germano.

Desde la OCDE, su secretario general, Ángel Gurría, se ha felicitado a través de un comunicado por los avances hacia «la supresión del uso abusivo de las disposiciones en materia de secreto bancario que facilitan el fraude fiscal» y la tendencia a «sanear uno de los aspectos más oscuros de la economía globalizada». A juicio de Gurría, un acceso fiable a la información constituye un «prerrequisito» para una aplicación «eficaz y justa» de las legislaciones fiscales propias de cada país.

Objetivo del G-20

El conocido como Club de los países desarrollados cree que, aunque todavía muchas jurisdicciones mantienen disposciones que impiden la colaboración en materia de investigación fiscal, las medidas adoptadas recientemente por las plazas antes mencionadas para adaptarse a las exigencias normativas de la OCDE demuestran que se están haciendo «progresos reales».

De este lado, la decisión del Gobierno suizo se enmarca en la intención del G-20 -que se reunirá en Londres el 2 de abril próximo- de incluir en una «lista negra» a los países considerados paraísos fiscales, y a los que no colaboran con los miembros de la OCDE en la lucha contra la evasión y el fraude fiscal.

En el borrador de la lista del G-20 elaborado en la pasada cumbre de Washington, Liechtenstein, Andorra y Mónaco aparecen como paraísos fiscales, y Suiza, Austria, Luxemburgo, Hong Kong y Singapur como países que no cooperan en esta materia. No obstante, en las últimas semanas, tanto Andorra como Liechtenstein, Singapur, Hong Kong, la isla de Man o las islas Caimán han aceptado promover la «transparencia y el intercambio de información fiscal». Un grupo al que hoy se han sumado Suiza y Austria.

Hoy mismo, desde Francia, su secretario de Estado de Asuntos Europeos, Bruno Le Maire, ha mostrado el interés de su Gobierno de que en la cumbre del G20 se establezca un dispositivo de sanciones contra los países que no hayan salido de esta lista negra para lo que se podrían utilizar dispositivos de la OCDE. «No aceptaremos que haya ciertos lugares en Europa o en otras partes donde el fraude fiscal sea posible o legal, donde la malversación de fondos sea posible», ha advertido.

El precedente de UBS

Suiza, que basa el poder de su plaza financiera precisamente en el secreto bancario, se ha visto sometida a fuertes presiones en los últimos meses, de los que ha sido víctima sobre todo el mayor banco del país, UBS. En una medida sin precedentes, la entidad accedió el mes pasado a revelar unos 300 nombres de clientes de EE UU acusados por la justicia estadounidense de fraude fiscal, ante la amenaza de ver retirada su licencia de operación en ese país.

Pero lejos de calmar al departamento de justicia de EEUU, UBS vio cómo se le pedía romper el secreto bancario de más de 50.000 de sus cuentas, hasta el punto de que la ministra de Exteriores suiza, Micheline Calmy-Rey, advirtió la semana pasada a su homóloga Hillary Clinton, de que presionar demasiado sería peligroso no sólo para Suiza sino para el sistema financiero mundial.

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