«España acosada por una nueva industria en desarrollo: el atraco de bancos». En plena temporada estival, los lectores de The New York Times podían comprobar este martes cómo en España también se producen imágenes propias de México o Colombia… en Lérida, para ser más exactos. En portada y con foto facilitada por la policía autónoma catalana.
Y es que la detención del constructor que atracó cinco sucursales y que fue detenido en el mes de febrero por los Mossos D’Esquadra inspira la historia de la edición global del New York Times bajo el prisma de la crisis económica: «Al tiempo que la economía española cae, los bancos experimentan un resurgimiento de los atracos».
«Incapaz de pagar a sus trabajadores, enfrentándose en bancarrota y desesperado por salvar su negocio», un constructor de 52 años decidió acudir al banco, «pero no para pedir un préstamo», inicia, con cierto humor negro, el NYT.
Y un dato preocupante: «En 2008 los atracadore «novatos» aumentaron en área de Barcelona un 20 por ciento».
Mientras que los ejecutivos de las firmas bancarias consultadas aseguran que no hay una correlación entre la crisis y los atracos, desde el sindicato CC.OO. sí se tiene esa impresión: «Hay paro, hay hambre, hay dinero en los bancos, y los tres factores se asocian», asegura a IHT José Manuel Murcia, secretario de Salud Laboral en el sector de las finanzas.
Los directivos bancarios tratan también de evitar cualquier comparación con el repunte de la criminalidad en EE.UU. tras la Gran Depresión del 29 y la mitología que rodeó aquella época dorada de los criminales como John Dillinger, leyenda en el «arte» del atraco en los años 30, o Bonnie y Clyde.
«Es una leyenda urbana», apunta Eduardo Zamora, director de seguridad del Banco Sabadell, que informa cómo los atracos eran incluso más frecuentes en los 80 o 90.
Zamora apunta que ahora los atracos no exceden de los 500 anuales. Sin embargo, este año el ritmo de los atracos es mayor: «En los primeros cuatro meses, hubo 165». Y la crisis sigue.
