El enésimo cartucho de ZP para maquillar su «annus horribilis» le explota en las manos

El enésimo cartucho de ZP para maquillar su "annus horribilis" le explota en las manos

Los conejos en la chistera a los que tanta afición ha cogido el presidente vuelven a darle un disgusto. El aluvión de críticas por la ayuda de los 420 euros obliga a Blanco a bajar la cabeza.

Con un Gobierno que no se caracteriza precisamente por entonar a menudo el mea culpa, que el mismísimo José Blanco se vea obligado a reconocer públicamente que la ayuda de los 420 euros a los parados tiene agujeros negros es muy significativo.

Aunque a su manera, el ministro de Fomento y número dos del PSOE agachó la cabeza adelantando que el Ejecutivo «se esforzará por hacer una información mejor sobre la ayuda extra de 420 euros a los parados que agotaron la prestación».

Y es que, con sólo dos días en vigor, la prestación ha suscitado una enorme controversia entre los propios beneficiarios, la oposición y los sindicatos.

Ya no sólo por el desbordamiento que están sufriendo las oficinas del INEM y por la falta de información, sino también porque va dirigida exclusivamente a los que agotaron sus prestaciones a partir del pasado 1 de agosto. En total, a unos 340.000 parados, mientras que más de 1,2 millones en la misma situación que aquellos no verán un céntimo.

¿Es eso justo? Para la oposición y los sindicatos, en absoluto. Desde las filas populares, María Dolores de Cospedal denunció que la medida aprobada por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero es «un insulto para los cuatro millones de parados».

La secretaria general calificó la medida de «engañosa» porque «Zapatero lo vendió como una medida para solucionar el problema de todos los desempleados y generaron unas expectativas que no se han cumplido».

Si las críticas se redujeran al principal partido de la oposición, los socialistas tendrían motivos para estar satisfechos. El problema es que no ha sido así. Los catalanes de CiU e ICV también se sumaron al chaparrón que en las últimas horas cae sobre el tejado de La Moncloa. La diputada Meritxell Borràs (CiU) tildó de «injusta» y «propagandística» la medida y pidió que se «replanteen los términos» para no perjudicar a los parados que perdieron la prestación antes del 1 de agosto.

Ni siquiera los sindicatos, dóciles desde que comenzara la sangría de parados, echaron un capote a Zapatero, sino más bien una mano al cuello. Para Comisiones Obreras tiene «grandes lagunas», además de ser «insuficiente para al sustento de una familia» y «discriminatoria». Por su parte, UGT exigía este martes al Gobierno que al menos hiciera la medida retroactiva al 1 de enero de 2009.

Así las cosas, el presidente ve una vez más cómo una de sus medidas estrellas dirigidas a frenar la caída en picado de su popularidad se estrellan nada más arrancar. Como el cheque bebé, las ayudas al alquiler joven que no llegan o el Plan E. Conejos de la chistera del socialismo, como los calificaron en su momento el resto de partidos políticos.

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