Supone el 1,5% de las ventas de automóviles en España en 2014

¿Tiene futuro el coche eléctrico?

Los fabricantes de vehículos eléctricos pasan a engrosar la lista de víctimas colaterales del desplome del precio del petróleo

¿Tiene futuro el coche eléctrico?
Coche eléctrico EP

A principios de este año, muchos expertos auguraban que 2015 iba a ser el año del coche eléctrico. De hecho, las ventas parecían marchar bien. En Europa, por ejemplo, se vendieron 10.000 unidades tan solo en el primer trimestre del ejercicio, mientras que en España la cuota de mercado de este tipo de vehículos pasaba de menos del 1% en enero al 2,7% en noviembre, según los datos de Anfac. Y para facilitar aún más las cosas, el Gobierno aprobó recientemente una nueva normativa con los requisitos para instalar puntos de recarga, con el fin de facilitarla. Y es que el número insuficiente de los mismos en relación con el de gasolineras constituye una de sus principales desventajas. Ahora, el precio de la gasolina se convierte en otro problema.

El precio del petróleo se ha reducido en un 50% desde sus máximos de 2011 como consecuencia de la extensión de la extracción de petróleos no convencionales en Estados Unidos y de la guerra de precios que ha desatado Arabia Saudí para tratar de acabar con los productores norteamericanos. Esta evolución se está reflejando en los precios de la gasolina, en unos países de forma más intensa, como en EEUU, y en otros a un ritmo más pausado, como en España, donde todavía nadie explica por qué la gasolina antes de impuestos en nuestro país es la más cara de la Unión Europea.

Como consecuencia de ello, en Estados Unidos se ha invertido la tendencia en cuanto a la venta de automóviles y ha empezado a subir la de vehículos de alto consumo de gasolina o gasoil y a bajar la de coches eléctricos en este trimestre. Este es un dato importante porque indica que el consumidor norteamericano si puede, prefiere los vehículos de gasolina, por mucho combustible que éstos puedan consumir.

Los mercados han empezado a reaccionar en consonancia con estos datos. Así, las acciones de Tesla, el principal fabricante de vehículos eléctricos, los cuales, dicho sea de paso, son de bastante calidad, han caído más de un 30% desde septiembre porque los inversores estiman que el abaratamiento del petróleo reduce de forma sensible el atractivo de los coches eléctricos. De hecho, Morgan Stanley ha reducido las previsiones de venta de Tesla para 2020 de 500.000 a 300.000 vehículos.

Los defensores del coche eléctrico tratan de quitar hierro al asunto y prefieren cargar las culpas a las restricciones legales a la hora de que Tesla pueda vender directamente sus vehículos a los clientes en Estados Unidos sin pasar previamente por los concesionarios. En la actualidad, solo 22 de los 51 estados que componen el país autorizan la venta directa al comprador final. Sin embargo, esta situación es la misma que se daba hace seis meses o un año, cuando las ventas de Tesla subían y, con ellas, mejoraban las previsiones de cara al futuro.

En consecuencia, es el desplome del precio del petróleo quien se está cobrando una nueva víctima colateral con los fabricantes de coches eléctricos, no los problemas regulatorios ni nada por el estilo.

En España conviene tomar nota de lo que está sucediendo al otro lado del Atlántico porque en esta orilla, al igual que en la otra, la bajada del precio de la gasolina resta atractivo a un vehículo eléctrico que, además, aún tiene que superar otras desventajas.

Las más importantes de ellas tienen que ver con cuestiones monetarias. El coche eléctrico es más caro que uno con motor de combustión interna. Prácticamente todos los modelos superan los 20.000 euros y muchos de ellos sobrepasan los 30.000 y hasta los 40.000 euros, con lo que estamos hablando ya de precios de vehículos de gama alta. Si aumentaran sus ventas, entonces el precio podría bajar debido a las economías de escala, pero, como vemos que sucede en Estados Unidos, las ventas empiezan a retroceder ante el abaratamiento de la gasolina. Por tanto, no cabe esperar muchas mejoras en este sentido.

Para tratar de paliar este problema, el Gobierno ofrece una ayuda de 6.500 euros para la adquisición de un coche eléctrico, a la que se suma la que conceden muchas comunidades autónomas. Aun así, hay comunidades como Galicia donde las ventas de este tipo de vehículos están retrocediendo.

Al precio hay que añadir el coste de instalar en el garaje del domicilio un punto de recarga, lo que supone un coste de entre 700 y 1.500 euros. Luego viene el seguro que, por término medio, es un 26% superior al de un vehículo de combustión. Y aunque se producen ahorros tanto en el coste de la energía como en mantenimiento, al final solo compensa el coche eléctrico si con él se recorren más de 220.000 kilómetros. El problema es que antes de llegar a ese nivel, la batería puede haber agotado su vida útil. Sustituirla por una nueva cuesta, como mínimo, 5.000 euros. Así es que, con la calculadora en mano y con el precio de la gasolina a la baja, el coche eléctrico compensa cada vez menos, y más aún si se añaden la baja autonomía y los tiempos de recarga.

 

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Autor

Emilio González

Emilio González, profesor de economía española, europea y mundial en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid.

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