Dejando a un lado los terribles efectos de la pandemia sobre el sistema sanitario, el coronavirus ha afectado también al bolsillo de los españoles. Una de las repercusiones más notables ha sido sobre el mercado de la alimentación. El coronavirus ha alterado nuestra forma de comprar, de manera que el nuevo consumidor tiende a comprar por Internet y ha regresado al pequeño comercio. También el dinero en metálico ha quedado a un lado y ahora, se fomenta el pago con tarjeta.
Además, una de las novedades es que el precio de los alimentos se ha encarecido. Ir a la compra ya no es igual que antes. Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los precios de los de los alimentos aumentaron un 4,2% en el mes de abril, la mayor subida mensual desde 2012. Mientras que la energía cayó un 12,2% en abril.
El encarecimiento de los productos se ha producido por un incremento de la demanda y una reducción de la mano de obra en el campo durante el estado de alarma. Aunque, según apuntan los expertos, hay otro factor: el dinero que han tenido que invertir los supermercados en medidas de prevención ante la pandemia, lo que se ha reflejado en los precios.
Según un estudio de la consultora Kantar, los supermercados «de barrio» y las cadenas con más importancia en barrios ganaron cuota en el mercado de gran consumo frente a los grandes hipermercados. También, vamos con menos frecuencia a los supermercados, pero cuando acudimos a ellos gastamos más.
Otro de los cambios experimentados con la pandemia es que en la cesta de la compra ahora tienen preferencia las marcas blancas y las ofertas y promociones.
El comercio online se ha disparado, incrementando cada semana el tamaño de la cesta de compra, sin distinción de edades. Ha alcanzado una cuota histórica en España del 3,1 % y ha registrado un aumento del 15,5% de compradores.
