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Muchas personas se han animado ya ha adquirir un vehículo nuevo después del parón de la actividad económica durante los meses de confinamiento. El miedo al contagio, y la limitación del contacto físico ha provocado que algunas personas hayan decidido hacerse con un coche y así evitar el transporte público.
Por este motivo, el Gobierno ha aprobado ayudas como el Plan Renove y el Plan Moves, incluidos en el Plan de impulso a la cadena de valor de la industria de Automoción. Lo que parecía un gran incentivo para relanzar el sector tiene letra pequeña ya que estas subvenciones deben declararse a Hacienda y, por ello, es obligatorio pagar el correspondiente impuesto.
La cifra varía dependiendo de la situación personal
Esto dependerá de su situación personal, pero la cantidad a tributar puede variar también según el tipo de compra y la ayuda que perciba. Así pues, todas las subvenciones y ayudas, a excepción de aquellas que queden libres por ley, se consideraran ganancias patrimoniales y deben tributarse en la declaración de la Renta.
La mayoría de los trabajadores en España tiene de media 17.000 euros de ingresos netos. Si se tiene en cuenta esta cifra, y se le añade la mayor cantidad que se puede recibir para adquirir un vehículo de etiqueta Cero, 4.000 euros, esto podría suponer al contribuyente unos 1.031 euros más en su declaración. Si se trata de un ECO, la ayuda será en torno a los 1.000 euros, lo que variará su carga tributaria en unos 240 euros. En caso de un vehículo de etiqueta C, si se compra un coche de este tipo, la carga tributaria variará en unos 192 euros tras recibir una ayuda de 800 euros.