Jeff Bezos, el empresario dueño de Amazon, ideó un estratégico modelo a la hora de contratar a sus trabajadores cuando la empresa aún estaba naciendo.
Por este motivo, es normal que ocupe las portadas de medios como ‘Forbes’ o ‘The New York Times’. Su modelo de negocio supuso una auténtica revolución y uno de las claves de su éxito se encuentra en la forma en la que han seleccionado al personal.
Se basa en un plan de tres preguntas a las que toda persona debía someterse. De hecho, cuando Amazon aún no había ganado tanta importancia, él mismo hacías las entrevistas de trabajo.
Ahora, el medio estadounidense CNBC ha hecho un repaso de esta especie de regla de tres preguntas que Bezos estampó en una carta en 1998. Veintidós años después, se siguen realizando en la compañía durante los procesos de selección.
1. ¿Podré admirar a esta persona?
La carta de Bezos apremia a los entrevistadores a preguntarse si serían capaces de admirar al futuro trabajador.
«Si piensas en las personas que has admirado en tu vida, probablemente sean personas de las que has podido aprender o de las que has podido tomar un ejemplo», escribió el empresario.
«En lo que a mí respecta, siempre me he esforzado por trabajar solo con personas que admiro, y animo a la gente de aquí a ser igual de exigente. La vida es definitivamente demasiado corta para hacer otra cosa», aseguró.
2. ¿Aumentará esta persona la efectividad?
El modelo se basaba en aumentar continuamente el nivel de sus departamentos. Lo que obliga a que cada contratación mejore más a sus equipos, de forma que vaya subiendo y subiendo el nivel de la empresa.
«Le pido a la gente que visualice la empresa dentro de 5 años. En ese momento, cada uno de nosotros debería mirar a nuestro alrededor y decir: ‘¡Los estándares son tan altos ahora!, ¡me alegro de haber entrado cuando lo hice!'», explicó sobre ello.
3. ¿En qué área podría ser esta persona una superestrella?
El empresario supone que tanto la experiencia y las cualidades profesionales, como las virtudes individuales de cada persona deben ser evaluados.
«Tenemos una persona aquí que es una campeona del Concurso Nacional de Ortografía (1978, creo). Sospecho que no la ayuda en su trabajo diario, pero hace que trabajar aquí sea más divertido si ocasionalmente puedes atraparla en el pasillo con un desafío rápido: ¡onomatopeya!», narró el empresario.