Un hogar destinó el año pasado 787 euros a electricidad, frente a los 881 euros que previsiblemente gastará este año

Los españoles pagan al año 455 euros más por la gasolina y 94 euros más por la electricidad

Las empresas eléctricas se han comprometido a mantener y prorrogar los precios de estos contratos durante dos años, lo que supone un coste superior a los 2.000 millones de euros para el sector.

Los españoles pagan al año 455 euros más por la gasolina y 94 euros más por la electricidad
Precio de la luz PD

Los que se están forrando son las petroleras. Las cifras son devastadoras. Los españoles se van a gastar de media 455 euros más al año en carburantes este ejercicio. Si en 2020 un hogar de media destinó 863 euros a gasolina y diésel, este año -teniendo en cuenta la estimación de variación de precios-, se prevé que el coste se dispare a los 1.317 euros.

Sin embargo, la atención está centrada en la electricidad, cuando el precio de la electricidad no ha tenido siquiera un impacto comparable. De media, un hogar destinó el año pasado 787 euros a electricidad, frente a los 881 euros que previsiblemente gastará este año, lo que supone un incremento de 94 euros más al año, frente al 52% del aumento de la factura en carburantes en el mismo periodo.

Este incremento de la electricidad sólo lo ha sufrido un porcentaje de los consumidores, ya que el 80% de la energía eléctrica en nuestro país se vende a clientes domésticos e industriales mediante contratos a plazo a precio fijo, firmados antes de la escalada de precios, de modo que no le afecta la variación del precio del mercado. Incluso estos clientes han visto rebajada su factura gracias a la bajada de los impuestos y de los cargos que ha realizado en los últimos meses el Gobierno.

Además, las empresas eléctricas se han comprometido a mantener y prorrogar los precios de estos contratos durante dos años, lo que supone un coste superior a los 2.000 millones de euros para el sector.

Los únicos afectados por la escalada de precios son los clientes acogidos al Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor o PVPC, (11% del consumo) y los grandes clientes que han preferido pagar un precio indexado al pool, en lugar de un precio fijo (10% del consumo).

El PVPC tiene un diseño anómalo que somete a los clientes de la tarifa regulada (incluyendo los hogares acogidos al bono social) a los vaivenes del mercado, generando incertidumbre, alarma social e impacto mediático. De hecho, las familias españolas son las únicas que sienten el vértigo de esta montaña rusa, porque este modelo no se da en ningún otro país del entorno, de ahí que se pida una reforma del mismo eliminando el impacto de los vaivenes del mercado, indexando la tarifa a precios futuros y dando estabilidad a largo plazo.

El problema es el gas

El gas está viviendo un incremento de precio que repercute directamente en el bolsillo de los clientes. La cotización del gas ha cerrado con un precio promedio de 87 €/MWh en octubre, frente a los 13 euros MWh del mismo periodo del año anterior, lo que plantea un verdadero problema a las familias cuando tengan que encender la calefacción este invierno.

Un claro ejemplo, se ha podido ver con la bombona de butano, que ha subido este martes otro 5%, hasta los 16,92 euros, según ha publicado el Boletín Oficial del Estado (BOE), por lo que ya es un 33,3% más cara que hace un año. Se trata además del precio más alto desde marzo del 2015.

Este cóctel energético -gas y carburantes-, está provocando que inflación se eleve hasta el 5,5% -se trata de la tasa más elevada desde septiembre de 1992-, y amenace cada vez más la recuperación económica.

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