El socialista Pedro Sánchez es gafe.
El mercado inmobiliario español atraviesa una de sus etapas más complejas, con una desconexión cada vez más pronunciada entre el precio de la vivienda y la capacidad adquisitiva de los ciudadanos.
Los datos recién publicados revelan una realidad alarmante: mientras los precios inmobiliarios se han disparado un 25,3% en los últimos tres años, los salarios apenas han crecido un 7,4% en el mismo periodo, según el estudio «Relación de salarios y la compra de vivienda en 2024» elaborado por Fotocasa e InfoJobs.
Esta brecha, que se ha ido ensanchando progresivamente, está convirtiendo la compra de una vivienda en una misión prácticamente imposible para amplios sectores de la población, especialmente jóvenes y familias con rentas medias y bajas. Solo en 2024, el precio por metro cuadrado se encareció un 8,4%, mientras que los salarios ofertados únicamente aumentaron un 3,1%.
Un problema estructural con profundas consecuencias sociales
«El acceso a la vivienda se ha deteriorado significativamente en los últimos años debido a la fuerte desconexión entre la evolución del precio de la vivienda y la de los salarios», explica María Matos, directora de Estudios y Portavoz de Fotocasa. «La vivienda sube tres veces más que los sueldos, lo que refleja un problema estructural que afecta directamente a la capacidad de compra de los ciudadanos».
Esta situación no es nueva, pero se ha agudizado en el último lustro. Si ampliamos la perspectiva a cinco años, el desequilibrio es aún mayor: el precio de la vivienda ha aumentado un 29,4%, mientras que los salarios solo han crecido un 6,5%. Un desajuste que está provocando que muchos españoles vean cómo el sueño de la vivienda propia se aleja cada vez más de sus posibilidades reales.
Por su parte, Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs, señala que aunque los salarios ofertados se han incrementado en los últimos tres años, este ascenso no ha sido suficiente para compensar el efecto de la inflación, que en el caso de la vivienda «está disparada por la escasez de oferta».
Disparidades territoriales: un mapa de desigualdad
El problema no afecta por igual a todas las comunidades autónomas. El estudio revela importantes diferencias territoriales que dibujan un mapa de desigualdad en el acceso a la vivienda. En siete comunidades, el aumento del precio de la vivienda ha igualado o superado el 10%, mientras que los incrementos salariales solo han superado el 5% en Baleares y Navarra.
La Comunidad Valenciana se sitúa como la región donde más se ha encarecido la vivienda en el último año, con un impresionante aumento del 19,8%. Los valencianos han pasado de pagar 1.758 euros/m² en 2023 a 2.106 euros/m² en 2024, mientras que sus salarios apenas han subido un 2,5%.
En el extremo opuesto, Extremadura ha sido la comunidad más afectada por el descenso de los salarios, con una caída del 10,6% en 2024. Los trabajadores extremeños han visto reducir sus ingresos de 26.844 euros anuales en 2023 a 24.001 euros en 2024, mientras que el precio de la vivienda se incrementaba un 3,9%.
Un caso excepcional es Aragón, la única comunidad donde el salario medio subió en 2024 (+3,4%) mientras el precio de la vivienda descendió (-0,6%). A nivel provincial, solo los residentes de Zaragoza y Jaén mejoraron sus condiciones salariales y pudieron acceder a viviendas más económicas el pasado año.
Las ciudades más caras: un lujo al alcance de pocos
El mapa de las ciudades más caras de España para vivir en 2025 refleja la intensidad de la crisis de accesibilidad a la vivienda. Barcelona lidera este ranking con un precio medio superior a los 4.200 euros/m², seguida de Madrid con aproximadamente 4.000 euros/m² en sus zonas prime.
El podio lo completa San Sebastián, conocida por su belleza costera y exclusividad, seguida de Bilbao, que ha experimentado una notable evolución desde su pasado industrial hacia el mercado de lujo. Palma de Mallorca, Marbella, Valencia, Málaga, Alicante y Sevilla completan la lista de las diez ciudades más caras para vivir en España.
En estas urbes, la combinación de alta demanda, escasez de oferta y el atractivo para inversores extranjeros ha provocado que los precios se disparen muy por encima de la capacidad adquisitiva media de los españoles, creando auténticas «islas de exclusividad» inaccesibles para la mayoría de la población.
Un boom de demanda frente a una oferta insuficiente
España vive actualmente un boom de demanda por comprar que, frente a la escasa oferta disponible, tensiona al alza los precios. Esta situación, según los expertos, es muy difícil de revertir a corto plazo, por lo que la accesibilidad a la vivienda seguirá deteriorándose y acentuando las desigualdades sociales.
A pesar de estos precios récord y de unos salarios que no crecen al mismo ritmo, el número de compraventas ha aumentado un 5,3% en el último trimestre, alcanzando niveles no vistos desde 2007. Este fenómeno sugiere que, a pesar de las dificultades, muchos ciudadanos están dispuestos a hacer un esfuerzo extraordinario para adquirir una vivienda, ante el temor de que los precios sigan escalando o como alternativa a un mercado del alquiler igualmente tensionado.
Perspectivas para 2025-2026: sin señales de enfriamiento
Las previsiones para los próximos años no invitan al optimismo. El año 2025 se perfila como un periodo crítico, con precios que ya superan los niveles de la burbuja inmobiliaria anterior a 2008. El precio medio de la vivienda ha registrado un ascenso trimestral del 2,9%, alcanzando un máximo histórico de 2.226 euros por metro cuadrado.
Según los análisis más recientes, los precios de vivienda han vuelto a batir estimaciones en 2024, con un incremento del 11,3%, superando las previsiones iniciales. Esta tendencia alcista, combinada con la lenta evolución de los salarios, amenaza con agravar aún más la crisis de accesibilidad a la vivienda en los próximos años.
Un desafío que requiere soluciones estructurales
El creciente desequilibrio entre precios inmobiliarios y salarios plantea un desafío mayúsculo que requiere soluciones estructurales. Los expertos señalan la necesidad de implementar políticas públicas efectivas de acceso a una vivienda digna, que aborden las amenazas del sistema como el acaparamiento de suelos e inmuebles, la especulación, los préstamos abusivos o la proliferación descontrolada de alquileres vacacionales.
Entre las medidas propuestas destacan la recuperación y rehabilitación de vivienda pública vacía, la negociación y compra de vivienda a los grandes tenedores para evitar la especulación a través de fondos de inversión extranjeros, y la puesta a disposición del Patrimonio Público del Suelo por parte de los ayuntamientos como instrumento de intervención en el mercado inmobiliario.
Mientras tanto, la realidad cotidiana para millones de españoles sigue siendo la de ver cómo el sueño de la vivienda propia se aleja cada vez más, convertido en una carrera de obstáculos donde el esfuerzo personal y familiar ya no es suficiente para alcanzar lo que para generaciones anteriores fue un hito alcanzable: tener un hogar en propiedad.