Cambiar de nombre a las cosas, no modifica su naturaleza, pero ni Pedro Sánchez ni su faraónico Gobierno se han enterado.
Particular despiste el que padece, intencionadamente, la teñida Yolanda Díez, vicepresidente y ministra de Trabajo.
El Ejecutivo Frankenstein presume de una recuperación laboral sólida, pero bajo la superficie se esconde un fenómeno que distorsiona la percepción del mercado de trabajo: el auge de los contratos fijos discontinuos.
A día de hoy, 21 de agosto de 2025, la cifra de estos trabajadores inactivos que no aparecen como parados en las estadísticas supera los 830.000 por primera vez desde la reforma laboral impulsada por Díaz.
Esta situación ha abierto un intenso debate sobre la transparencia y credibilidad de los datos oficiales que utiliza el Gobierno para medir el desempleo.
En los registros del SEPE, un 43,8% de los demandantes de empleo se encuentran en esta situación: tienen un contrato en vigor, pero no están trabajando ni recibiendo salario, y sin embargo no figuran como parados oficiales.
Esto implica que, al analizar la evolución del paro, una parte significativa del desempleo real queda fuera del radar estadístico.
No sé si Yolanda Díaz vive en el metaverso, en matrix o en los mundos de yupi… pic.twitter.com/gVmSeEStXN
— Patricia Rodríguez (@patriciardguezc) July 24, 2025
Cómo funciona la “trampa” del fijo discontinuo
El contrato fijo discontinuo fue relanzado como alternativa al empleo temporal con la reforma laboral de 2022. Sobre el papel, proporciona mayor estabilidad: el trabajador mantiene un vínculo con la empresa y es llamado para trabajar solo durante ciertas épocas. Sin embargo, cuando termina su periodo activo, pasa a estar inactivo pero sigue figurando como empleado ante la Seguridad Social. Solo si lo despiden pierde esa condición y pasa a engrosar las listas oficiales del paro.
Durante esos periodos “muertos”, los fijos discontinuos pueden inscribirse como demandantes de empleo para acceder a prestaciones, pero el SEPE no los cuenta como desempleados, sino como “ocupados con relación laboral” o “demandantes no parados”. Esto crea una bolsa opaca donde miles de personas sin trabajo efectivo quedan excluidas del cálculo del paro registrado.
Evolución explosiva tras la reforma laboral
- El número total de fijos discontinuos inactivos ha crecido un 143% respecto a 2022.
- A finales de julio, ya eran 831.620, según cálculos sindicales basados en datos públicos y restando a quienes están en ERTE.
- En comparación, antes de la reforma laboral apenas suponían poco más del 2% del empleo indefinido; hoy representan más del 6%.
- El colectivo ha pasado en seis años de unos 230.000 a casi 750.000 inscritos como “demandantes con relación laboral”, según las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Trabajo.
El trasvase masivo desde contratos temporales hacia esta fórmula se traduce en una reducción artificial del paro registrado: si estos fijos discontinuos inactivos figuraran como parados, el desempleo aumentaría cerca de un 31% y España tendría unos 3,39 millones de desempleados reales en vez de los 2,56 millones que recoge oficialmente el SEPE a finales de 2024.
El “limbo” estadístico y sus consecuencias sociales
La principal crítica que lanzan sindicatos y expertos es que esta metodología oculta parte del problema estructural del mercado laboral español:
- Los fijos discontinuos alternan periodos activos con intervalos sin empleo ni salario.
- Durante estos intervalos pueden recibir prestaciones por desempleo, pero no son considerados oficialmente parados.
- Esta exclusión genera una percepción irrealmente optimista sobre la evolución del mercado laboral.
- Sectores afectados: principalmente hostelería, comercio y servicios estacionales.
Una parte significativa de estos trabajadores permanecen largos periodos sin actividad ni ingresos estables; para muchos supone una precariedad encubierta bajo la apariencia de estabilidad contractual.
Opacidad informativa y debate político
La falta de transparencia sobre el número exacto de fijos discontinuos inactivos complica cualquier análisis riguroso. El propio Ministerio reconoce dificultades para ofrecer datos precisos desglosados. El sindicato USO denuncia que mantener esta metodología supone “una farsa que altera por completo el análisis de los datos laborales” y pregunta por qué no se corrige para aportar claridad al diagnóstico y permitir tomar medidas eficaces contra el paro estructural.
A ello se suma el hecho de que otros indicadores muestran señales preocupantes:
- La tasa de rotación laboral alcanzó en España un 6,3% en 2024 (muy por encima del resto de grandes economías europeas), lo que evidencia una inestabilidad persistente pese a los cambios legislativos.
- Las bajas anuales por contratos fijos discontinuos ya superan a las generadas por contratos temporales tradicionales tras la reforma.
Radiografía comparada: España frente a Europa
España sigue liderando las tasas oficiales de paro en Europa, pero si se suman estos “parados ocultos”, la distancia con países vecinos sería aún mayor. Mientras tanto, organismos internacionales y analistas advierten sobre las limitaciones metodológicas españolas para medir correctamente su fuerza laboral.
| País | Paro oficial (%) | Paro real estimado (%) (incluyendo fijos discontinuos) |
|---|---|---|
| España | ~11 | ~14 |
| Francia | ~7 | ~7 |
| Alemania | ~5 | ~5 |
Datos aproximados según estadísticas nacionales e informes sectoriales publicados entre junio y agosto 2025.
¿Hacia dónde va el empleo en España?
El fenómeno pone sobre la mesa una paradoja: mientras disminuye el paro registrado gracias al auge del contrato fijo discontinuo, crece el número real de personas sin trabajo efectivo. El mercado laboral español sigue anclado en la temporalidad disfrazada y una precariedad latente difícilmente visible para quien solo consulta cifras oficiales.
La presión política y social aumenta para exigir reformas estadísticas profundas que reflejen mejor la realidad económica. Hasta entonces, más de 830.000 españoles seguirán siendo invisibles en los datos oficiales mientras buscan su próximo llamamiento o simplemente esperan poder trabajar.
