La escasa fluidez del crédito y el desempleo están lastrando la recuperación económica en España
El FMI vuelve a darnos otro tirón de orejas. Su informe «Perspectivas sobre la economía mundial», tal y como suele ocurrir en estos casos, está sirviendo de base para que tanto los detractores como los simpatizantes de las políticas del gobierno español planteen sus posturas. Y es que, en efecto, las conclusiones del informe para España pueden verse desde una doble perspectiva: la previsión de recesión cae 2 puntos (del 4% al 3,8%) pero sigue estando por encima de la previsión oficial del gobierno (3,6%). Sin embargo, el informe presenta un dato sumamente revelador: España será en 2010, el único país avanzado de Europa que seguirá en crisis. Es decir, que estamos condenados a ser, una vez, «el más tonto de la clase».
El FMI señala esencialmente dos motivos para pronosticarnos este panorama. Por un lado «las condiciones restrictivas en los mercados crediticios» que seguirán limitando la inversión privada. Por el otro, el efecto negativo que el aumento del desempleo tendrá sobre el consumo. Y es que en estos dos aspectos España presenta unos datos realmente desoladores. De las economías avanzadas de Europa, España ha sido la que ha experimentado una mayor caída del crecimiento crediticio, pasando de una tasa del 25% a otra negativa del -3%. Cierto es que la expansión del crédito provoca efectos inflacionistas, pero con unas tasas negativas como las que tenemos ahora, ésta es la menor de nuestras preocupaciones. La fluidez del crédito a lasPYMEs y familias se antoja esencial para la recuperación de nuestra economía. Por su parte, los datos sobre desempleo hablan por sí solos. Mientras que en países como Francia o Reino Unido el paro ha crecido ligeramente (o se ha mantenido estable como en el caso de Alemania) en España ha crecido exponencialmente, pasando en tan sólo dos años de una tasa del 8% a otra por encima del 19%. Esta comparativa con países de nuesto entorno deja en evidencia nuestras debilidades.
A todo esto hay que añadir nuestro más que crónico déficit exterior (hasta ahora el mayor del mundo después del de Estados Unidos) que, si bien el informe señala que se reducirá, no contribuirá a sanear el ya de por sí maltrecho agujero de nuestra economía agravado por los déficit público y privado.
En cuanto a las recomendaciones más de lo mismo: llevar a cabo las medidas necesarias para que la mano de obra pueda volver a ser absorbida por el tejido productivo y reformas flexibilizadoras en los mercados de bienes y servicios para aumentar la productividad.
De esta manera el FMI concluye que la crisis puede suponer una oportunidad para realizar las reformas estructurales que garanticen un desarrollo sostenido en los próximos años. Veremos si quienes tienen que tomar nota de ello, lo consideran seriamente.