La verdad pura y dura, la verdad amarga es que estos horrores que ahora se denuncian fueron prácticas y procederes alabados en el pasado
El siempre incisivo y genial economista Santiago Niño Becerra señala en su blog La Carta de la Bolsa en un artículo titularo ¡No estoy de acuerdo! que reguladores y supervisores bancarios critican hoy, a toro pasado, muchas de las prácticas financieras que las entidades llevaron a cabo cuando todo iba bien para propiciar el crecimiento económico. Prácticas que hoy parecen criminales, pero que en su momento nadie censuró porque a nadie interesaba.
«La realidad era que cuantos más créditos se concedieran, mejor: más consumo y más comisiones para el banco; y cuanto más aumentase la deuda, más mejor: más crecimiento para esa entidad financiera; y cuantas más preferentes se vendieran super mejor: más personas felices por poder obtener un cacho de las ganancias financieras».
Por eso Niño Becerra se muestra en total desacuerdo con las palabras pronunciadas hace dos días por el comisario de Competencia, Joaquín Almunia, cuando se refirió a los culpables de lo que ha sucedido en el sistema financiero europeo como «los que gestionaron mal las entidades».
La historia, señaló Almunia, «ha demostrado que estas entidades no son capaces de operar de manera eficiente en actividades de riesgo por lo que hay que impedirles regresar a prácticas insostenibles». Unas declaraciones con las que Becerra, insiste, no está de acuerdo.
«La verdad pura y dura, la verdad amarga es que estos horrores que ahora se denuncian fueron prácticas y procederes alabados en el pasado»
No en vano, «era la única forma de que el planeta creciese, de que España fuese bien, de que los ingresos públicos aumentasen y el modelo de protección social se expandiese».
Lo que prácticamente nadie reconoce, escribe Becerra, es que si esos sujetos hoy calificados de irresponsables no hubieran gestionado las entidades financieras como lo hicieron, ni España ni ningún otro país hubiese crecido lo que creció.
«Ahora esos individuos pueden ser escarnecidos y lapidados en la plaza pública, pero fue gracias a ellos que el mundo fue bien».
«¿O es que todo el planeta se volvió tan subnormal que no vio de que forma y a qué velocidad estaba creciendo la deuda total?»
Durante su artículo, Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón LLull, también se refiere a la comparacencia de Miguel Blesa en la Comisión de Economía del Congreso.
«Pienso que lo que tenía que haber dicho Miguel Blesa tenía que haber sido una sola frase, y muy breve: lo que yo y mi consejo hicimos contribuyó a que España fuese bien»
¿Quiere el Sr. Almunia hablar de mala gestión?, se pregunta Becerra. Entonces, «¿por qué no se pregunta porqué se permitió todo aquello? Y no, no me estoy refiriendo al Banco de España y a otros reguladores», apunta.
«Estoy convencido de que la Historia demostrará que los bancos centrales advirtieron por activa y por pasiva de lo que estaba sucediendo y de que avisaron de lo que podía suceder, pero había que crecer: no había que poner ningún palo en ninguna rueda».
La conclusión, en opinón de Niño Becerra, es que:
«Si esa mala práxis se va a prohibir ahora es porque ya no va a ser necesaria ya que no se van a buscar tasas de crecimiento que no se apoyen en la economía real debido a que otra cosa no es posible ya debido a que los recursos disponibles son escasos».
«¿Qué todo es un engaño y una mierda? No lo vean así»
«El fallo, por ejemplo, fue considerar que una entidad financiera era nuestra amiga. No lo era, nunca lo fue y nunca lo será. Una entidad financiera hace negocio, como lo hace la panadería donde compramos cada día la baguette que nos comemos para cenar».