Llega la Navidad y, como todos los años, las ciudades iluminan sus calles para festejarla. Aunque la crisis se ha notado los últimos inviernos, descendiendo significativamente el número de luces y decoraciones, nunca fallan a su cita anual.
Además del efecto estético y festivo, la iluminación navideña es una forma de incentivar la compra en las zonas más comerciales que son, precisamente, las que más recurren a ella. Dejar que el ambiente urbano se alegre e incentivar el consumo están, por tanto, detrás de esta tradicional práctica.
- Presidenta de la Asociación «Diagonal Centre»»
…si bien el consumo no crece o va en aumento por las luces, sí que atraen a parte del consumo a las áreas iluminadas… encender luces de navidad sirve para animar al comercio y humanizar la parte de central de las calles…
Sin embargo, como ya apuntábamos al principio, la crisis ha hecho descender el número de «bombillas» en la ciudad. Su elevado consumo eléctrico y la alta contaminación lumínica que provocan constituyen dos razones de peso para minimizar los medios luminosos que es emplean.
- Consultora medioambiental
Más allá del coste económico que representa la iluminación navideña, es posible y necesario reducir su impacto ambiental… Según Ecologistas en Acción, la iluminación navideña en el Estado Español consume 30 millones de kWh, lo que supone unos 15 millones de quilos de CO2 (un gas de efecto invernadero) emitidas a la atmósfera…
¿Habría que obviar los factores en contra o por el contrario debe primar la fiesta y, por ende, la alegría de las luces navideñas?