La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, ha advertido de que la bajada de los precios del petróleo y el mayor crecimiento en Estados Unidos no son «una cura para la profunda debilidad» de otras economías, y ha subrayado que la recuperación «sigue enfrentándose a fuertes vientos en contra».
«¿Los menores precios del petróleo y una recuperación más fuerte de Estados Unidos hacen que seamos más optimistas sobre las perspectivas para la economía global? Las respuesta más probable es ‘ No’, ya que existen aún importantes factores que influyen negativamente», afirmó Lagarde en un discurso en Washington. La directora gerente del FMI, que publica la próxima semana sus nuevas previsiones económicas, destacó que es necesario impulsar el crecimiento y el empleo para superar estos «vientos en contra», así como lograr que el crecimiento sea más inclusivo y sostenido. En su opinión, hacer frente a los desafíos a los que se enfrenta la economía mundial requiere decisiones basadas en «políticas valientes, acciones decididas y pensamiento multilateral», lo que debería impulsar un «verdadero liderazgo global» y mayor cooperación. En este sentido, defendió que la caída de los precios del crudo es una «inyección» para la economía global, ya que aumenta el poder de compra de los consumidores y la demanda privada en los países importadores. Por ello, dependiendo del tiempo que permanezca el petróleo en niveles bajos, podría contribuir al crecimiento global durante un tiempo. Sin embargo, esta bajada del petróleo y las buenas noticias económicas que ha dado en los últimos meses Estados Unidos «no son una cura para la profunda debilidad» de otros países, que siguen arrastrando los legados de la crisis, incluida una elevada deuda y un alto desempleo. En el caso concreto de la zona euro, subrayó que la caída del crudo está contribuyendo a nuevos descensos de las expectativas de inflación, lo que eleva el riesgo de deflación. «Esto impulsa la necesidad de estímulos monetarios adicionales que el Banco Central Europeo (BCE) ya ha dicho que llevará a cabo si son necesarios», agregó. RIEGOS PARA EL FUTURO. Asimismo, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional subrayó que el crecimiento global es todavía «demasiado bajo, demasiado frágil, y demasiado desigual» y se enfrenta a cuatro riesgos «significativos» que pueden tener un impacto negativo en las perspectivas. En concreto, alertó del riesgo que supone que la eurozona y Japón puedan quedarse estancados en un periodo prolongado de bajo crecimiento y baja inflación. En su opinión, este entorno haría más difícil que los países de la eurozona reduzcan el paro y la excesiva deuda pública y privada y aumentaría los riesgos de recesión y deflación. Además, incidió en el aumento de los riesgos geopolíticos, como la situación en Ucrania, el hecho «palpable» de que la intolerancia y la fragmentación están ganando fuerza o las recientes «atrocidades» en Francia, Nigeria o Pakistán. Los otros dos riegos mencionados por Lagarde fueron la normalización «asincrónica» de las políticas monetarias en las economías avanzadas y el impacto en las economías emergentes del fortalecimiento del dólar, los mayores tipos de interés a nivel global y unos flujos de capital más volátiles.