La comisaria de Comercio pide «unidad» y apoyo español en la negociación del tratado con EE.UU.

La comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, ha pedido este viernes «unidad» y apoyo de los responsables políticos españoles a las negociaciones del tratado de libre comercio entre la UE y los Estados Unidos (TTIP, por sus siglas en inglés) que, ha asegurado, no rebajará las exigencias de protección europeas ni socavará la capacidad de los estados miembros para legislar en defensa del interés general.

Durante su comparecencia en el Congreso ante las comisiones Mixta para la UE y de Economía, la política sueca ha afirmado que si el TTIP llega a buen puerto tendrá tres consecuencias positivas: «grandes beneficios» económicos y en creación de empleo, menos trabas burocráticas para los intercambios comerciales «sin reducir los estándares» de seguridad y calidad, y un «fortalecimiento» de las relaciones trasatlánticas en torno a valores como los Derechos Humanos o la Democracia.

«Así tendremos más influencia en el mundo. El papel relativo de Europa en el mundo actual está disminuyendo, y tenemos que encontrar aliados para defender estos valores», ha subrayado Malmström, que reconoce que las negociaciones «avanzan pero son difíciles» y que hace falta «la mayor unidad posible en el lado europeo», con los responsables políticos nacionales cumpliendo un papel esencial de contacto y diálogo con los ciudadanos.

«SOLO COOPERAREMOS DONDE TENEMOS LOS MISMOS OBJETIVOS».

Consciente de los asuntos en los que el TTIP despierta más recelos, la comisaria europea ha asegurado que el acuerdo de libre comercio «no socavará la capacidad de las autoridades» de los estados miembros para «regular y proteger el interés nacional».

«El acuerdo no socavará nuestros niveles de protección. Sólo cooperaremos en temas regulatorios donde tenemos los mismos objetivos. No vamos a cambiar, por ejemplo, las reglas sobre hormonas en la carne u organismos genéticamente modificados», ha puesto como ejemplo.

Tampoco se permitirá que los sistemas de protección de las inversiones sean un impedimento para que los gobiernos nacionales puedan tomar las decisiones que crean mejores para el interés general de su país, otro de los asuntos que más polémica provoca por la posible inclusión en el TTIP del mecanismo ISDS, que permite a las multinacionales denunciar a los estados cuando sus regulaciones les perjudican.

«El TTIP tampoco obligará a los estados miembros a cambiar su legislación sobre las normas de inversión extranjeras. Pero los acuerdos de inversión pueden ser mejorados. En cualquier caso, el nuevo enfoque que queremos dar tendrá límites claros y será absolutamente claro sobre que los estados miembros pueden hacer leyes para proteger a sus ciudadanos, y las empresas no podrán impugnarlas ni aquí ni en Estados Unidos», ha afirmado tajantemente.

TOTAL TRANSPARENCIA.

La responsable comunitaria de Comercio también ha aplaudido el creciente interés público que estas negociaciones despiertan, que obliga a los dirigentes públicos a «demostrar que no hay secretos ni conspiraciones» mediante una mayor transparencia. Por eso, ha añadido, la Comisión ha colgado en Internet «casi toda» la documentación sobre las propuestas en discusión y las posiciones comunes, «para que la gente pueda ver qué se negocia y qué no».

«Estamos comprometidos a debatir, a escuchar a todos los que quieran aportar», ha insistido, citando al escritor francés Joseph Joubert, quien dijo que «es mejor debatir un asunto sin resolverlo, que resolver un asunto sin debatirlo», y al filósofo español José Ortega y Gasset, que aseguró que «hay tantas realidades como puntos de vista».

«Nuestro deber es escuchar a todos. El TTIP aportará beneficios sólo si tenemos éxito en la negociación. Afectará a mucha gente, y no podemos fallar. Necesitamos la participación de todos a través de un debate político basado en hechos, no en mitos», ha zanjado.

RELACIONES CON LATINOAMERICA.

Cecilia Malmström también ha aprovechado su intervención ante el Parlamento español para referirse a las relaciones comerciales de la UE con Latinoamérica, que ha «avanzado mucho» desde el año 2000 pero que exige modernizar algunos de los acuerdos más antiguos, avanzar en la negociación de otros nuevos, y vigilar de que su aplicación se hace «correctamente».

En concreto, ha avanzado que entre la primavera y el verano la CE iniciará negociaciones para revisar los acuerdos con México y Chile, con la intención de incluir en las discusiones «áreas nuevas como los servicios, las inversiones, las indicaciones geográficas protegidas o la contratación pública».

Igualmente, Bruselas quiere «avanzar» en las relaciones con Brasil, Argentina y Paraguay a través del Mercosur, para lo cual hace falta «una señal clara, sobre todo de Brasil, de que están dispuestos a eliminar aranceles y barreras, y de que permitirán la participación de empresas europeas en las licitaciones públicas».

Finalmente, ha pedido a los parlamentarios españoles que informen sobre las preocupaciones o posibles temas de negociación que se podrían abrir con Colombia, Perú y el resto de países de Centro América, aprovechando su contacto más estrecho con dichos estados.

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