La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) no realizará probablemente la esperada subida de tipos de interés en la reunión de este jueves y la aplazará a alguna de las dos reuniones que quedan por celebrar este 2015, debido la baja inflación, la fortaleza del dólar o la incertidumbre generada por China en los mercados en las última semanas.
Según los analistas consultados por Europa Press, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC por sus siglas en inglés) celebra este jueves una de sus reuniones de política monetaria «más difíciles» de los últimos años. Los miembros del Comité presidido por Janet Yellen tendrán que decidir si mantienen de nuevo los tipos de interés en un rango objetivo de entre el 0% y el 0,25%, donde permanecen desde diciembre de 2008, o si por el contrario realizan el primer incremento desde junio de 2006, cuando lo subió del 5% al 5,25%. La Fed ha defendido en sus últimas reuniones que una subida de los tipos de interés podría tener lugar en cualquiera de los encuentros de 2015, aunque siempre ha insistido en que se decidirá reunión a reunión en función de los datos macroeconómicos que se vayan conociendo y su evolución hacia los objetivos marcados. El analista de XTB, Javier Urones, señala que tras escuchar durante 2015 «multitud de excusas» para posponer una subida que se prometió para este año, a la Reserva Federal «se le acaba el plazo», ya que, al margen de la reunión de este miércoles y jueves, solo quedan dos citas, una en octubre y otra en diciembre. «Las quinielas sitúan a estas últimas dos citas como las más probables para ver la primera subida de tipos. Es por ello que en la reunión de esta semana es más probable que veamos un aviso de subidas que una subida propiamente dicha», afirma. En esta línea, el estratega de mercados de IG, Daniel Pingarrón, cree que la opción más previsible es que la Fed no tome la decisión de subir tipos este jueves y la aplace hasta diciembre, y otorga una probabilidad del 30% a que el primer aumento tenga lugar en la reunión de septiembre. De hecho, remarca que las últimas declaraciones de miembros del FOMC van en esta dirección, aunque agrega que el último dato de empleo conocido en el mes de agosto no ha servido para descartar definitivamente la subida de tipos en septiembre. MOTIVOS PARA RETRASAR LA SUBIDA. Entre los principales argumentos para posponer la subida de tipos, Pingarrón menciona las incertidumbres que genera China, el desplome del petróleo y de otras materias primas y la fuerte corrección que han experimentado las Bolsas, al mismo tiempo que recuerda que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial han reclamado que no se suban aún los tipos. La responsable de Desarrollo de Contenidos, Productos y Servicios de Self Bank, Victoria Torre, también cree que la situación de China y de los emergentes han reducido las posibilidades de la «temida» subida de tipos en septiembre, aunque muchos expertos creen que podría hacerse un anuncio «más contundente» sobre la posibilidad de que sea en la siguiente. La economista global de Fidelity, Anna Stupnytska, ve «improbable» la subida de tipos en septiembre debido tanto factores internos, como la escaso incremento de los salarios, la fortaleza del dólar o la «muy baja» inflación, como a factores externos, sobre todo las dificultades de los mercados emergentes por la desaceleración de China, la caída de los precios de las materias primas y las condiciones financieras menos expansivas en todo el mundo. IMPACTO DE UN AUMENTO DE TIPOS. Por otro lado, Pingarron cree que si la presidenta de la FED mantiene cierto optimismo sobre el ritmo de crecimiento de la economía estadounidense y, al mismo tiempo, cierta ambigüedad sobre la fecha más probable de subida de tipos la reacción de las Bolsas podría ser «claramente positiva». En esta línea, Torre argumenta que, en caso de que no haya subida de tipos de interés, la previsión es que las bolsas reaccionen «positivamente», ya que hay un temor generalizado a que la subida sea prematura y frene la recuperación económica. A este respecto, agrega que inicialmente los inversores reaccionan «con pesimismo» ante una subida de tipos de interés, por las consecuencias negativas que ello conlleva, pero posteriormente el proceso suele corresponderse con momentos buenos para la renta variable. La analista de Selfbank explica que esto tiene su lógica, ya que una subida de tipos provoca mayores costes de hipotecas y a la hora de pedir financiación, lo que genera temor entre los inversores. Sin embargo, incide en que si se toma esta decisión es porque las autoridades monetarias consideran que la economía está preparada para la retirada de estímulos, lo cual es en sí una buena noticia. Urones también considera que, aunque las directrices clásicas demuestran que las subidas de tipos suelen estar ligadas a caídas en bolsa, el mercado puede interpretar en este caso el aumento como el «carpetazo definitivo» a la crisis y el respaldo a una economía real que sigue mostrando una envidiable fortaleza. En esta línea, apunta que una subida de tipo de interés provocaría una caída de precio en los principales bonos ya emitidos y un aumento en la rentabilidad ofrecida, lo que puede servir de «efecto llamada» para que muchos inversores abandonen una complicada renta variable este año y se decanten por destinar su dinero al mercado de bonos.