El Consejo de Política Monetaria del Banco de Japón (BoJ) ha decidido por mayoría de 8 votos a 1 mantener sin cambios su política monetaria, así como el alcance de su programa de estímulos para lograr elevar la inflación al 2%, aunque ha anunciado una serie de ajustes en su implementación, incluyendo ampliar el plazo de vencimiento de los bonos adquiridos, así como considerar la inversión de las empresas en capital físico y humano a la hora de realizar sus compras.
De este modo, la institución continuará comprando bonos del Tesoro y otros valores con el objetivo de incrementar la base monetaria a un ritmo anual de unos 80 billones de yenes (593.402 millones de euros). Sin embargo, los miembros del Consejo de Política Monetaria del BoJ decidieron por una mayoría de 6 votos a 3 realizar una serie de ajustes al programa de estímulos, incluyendo desde principios de 2016 la extensión de los vencimientos de los bonos adquiridos hasta un máximo de 12 años desde los 10 años actuales. Asimismo, el instituto emisor japonés ha anunciado que comprará fondos cotizados (ETFs) y valores de sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria (J-REITs), lo que supondrá un aumento de sus adquisiciones a un ritmo anual de 3 billones de yenes (22.773 millones de euros) y 90.000 millones de yenes (683 millones de euros) respectivamente. Por otro lado, el Banco Japón ha decidido incorporar una nueva categoría a la actual lista de áreas elegibles para el programa de inversiones de la institución para tener en cuenta a las empresas «que proactivamente realicen inversiones en capital físico y humano». El Banco de Japón explicó su decisión de ajustar el programa de estímulos desplegados por la necesidad de «completar» su programa de relajación cuantitativa y cualitativa (QQE) con el fin de facilitar unsuave descenso en las tasas de interés a lo largo de toda la curva de rendimiento, así como para cambiar la «mentalidad deflacionaria» de empresas y hogares. En cuanto a sus proyecciones económicas, el Banco de Japón reiteró su perspectiva de que el país seguirá creciendo de forma moderada, mientras que la tasa de inflación interanual «probablemente seguirá en torno al 0% por un tiempo debido al efecto del descenso de los precios de la energía». A este respecto, la institución advirtió de los riesgos para sus previsiones relacionados con la evolución de los acontecimientos en las economías emergentes y exportadoras de materias primas, así como con respecto al problema de la deuda y del ritmo de crecimiento en Europa, además de la fortaleza de la recuperación de EEUU.
