Las actas del BCE confirman las reticencias de «algunos miembros» respecto a las nuevas medidas

La nueva batería de medidas de estímulo anunciada por el Banco Central Europeo (BCE) el pasado 10 de marzo fue respaldada por una mayoría de miembros del Consejo de Gobierno de la institución, tras superar las reticencias de «algunos miembros», que expresaron dudas acerca de las potenciales distorsiones que su entrada en vigor puede provocar en el mercado.

El su última reunión de política monetaria, la entidad decidió reducir el tipo de interés de referencia hasta el 0% y ahondar al -0,40% el interés negativo de su facilidad de depósito, así como ampliar el importe de sus compras mensuales de deuda hasta 80.000 millones de euros, ampliar el abanico de bonos que podrá adquirir e introducir una nueva modalidad de subasta de liquidez condicionada (TLTRO II) por la que los bancos que faciliten préstamos podrían llegar a cobrar por la liquidez recibida.

Según una fuente conocedora citada por ‘Financial Times’, un total de cuatro de los 25 miembros del Consejo de Gobierno expresaron objecciones, incluyendo a los dos representantes alemanes, Sabine Lautenschlaeger, que forma parte del directorio de la entidad, y Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, que en la pasada reunión no tenía derecho de voto, así como al presidente del Banco de Países Bajos, Klaas Knot.

Las actas de la reunión, que no identifican a los participantes en las discusiones, sí desvelan que «algunos miembros» del Consejo de Gobierno expresaron su preocupación acerca del volumen y de los incentivos contemplados en esta nuevas inyecciones de liquidez.

Estos miembros advirtieron de que podrían contribuir a «reemplazar el funcionamiento de los mercados privados, perpetuando la dependencia de las entidades de la financiación procedente del Eurosistema».

Asimismo, hicieron constar que la reducción del coste hasta el nivel de los tipos de depósito, actualmente en el -0,40%, lo que implica cobrar por recibir dinero prestado, algo que a su juicio «parece demasiado generoso, podría distorsionar los mercados y ayudar a preservar modelos débiles de negocio de algunos bancos».

No obstante, los documentos publicados por el BCE subrayan la existencia de «un muy amplio acuerdo» en el Consejo sobre los beneficios del paquete de medidas planteado y una mayoría expresó su apoyo a que el programa TLTRO II incluyera importantes incentivos en su precio para alentar la concesión de préstamos a la economía.

Por otro lado, «algunos miembros» del Consejo reiteraron sus reservas en relación al programa de compras de deuda pública, que fue ampliado de 60.000 a 80.000 millones mensuales, advirtiendo de que esta herramienta excepcional debería ser únicamente empleada para evitar un riesgo patente de deflación, algo que no existe actualmente en la zona euro.

Así, estos banqueros expresaron su opinión de que las compras masivas de deuda deberían reservarse para situaciones excepcionales y advirtieron de que los costes y riesgos, particularmente en el medio a largo plazo, «sobrepasan sus potenciales beneficios» considerando sus menguantes rendimientos de escala y teniendo en cuenta que bajar más la tasa de depósito o realizar operaciones de préstamo muy vinculadas a la concesión de crédito «podrían tener mayor tracción en la economía».

A este respecto, la decisión de ampliar el plan de compras mensuales contó con un «amplio respaldo» de los miembros del Consejo de Gobierno del BCE.

Por otro lado, las actas del BCE demuestran un amplio consenso en la decisión de bajar los tipos de la facilidad de depósito en 10 puntos básicos, hasta el -0,40%, después de que los banqueros centrales analizaran los pros y los contras de gravar más los depósitos de los bancos, así como tras desechar la opción de introducir exenciones.

De este modo, la institución decidió mantener la puerta abierta a acometer más bajadas del tipo de la facilidad de depósito si fuera necesario para lograr el objetivo de estabilidad de precios, aunque la entidad reconoció la importancia de realizar una correcta comunicación.

«El límite propuesto podría considerarse apropiado por ahora (…) aunque no se descartaría la posibilidad de mayores rebajas si lo justificase la perspectiva de estabilidad de precios», acordaron los miembros del BCE.

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