La participación de los bancos en las empresas cotizadas españolas cierra 2016 en mínimos

La participación de los bancos y cajas de ahorros en las empresas cotizadas españolas cerrará previsiblemente 2016 en mínimos, teniendo en cuenta la inercia del ejercicio anterior y las estimaciones correspondientes al primer semestre del año manejadas por Bolsas y Mercados Españoles (BME).

En concreto, la participación de las entidades en compañías cotizadas alcanzó en 2015 su nivel mínimo de toda la serie histórica con un 3,6%, lo que representa apenas una cuarta parte de la presencia que tenían en 1992, cuando se registró el primer dato de la serie histórica.

Esta cuota es 5,8 puntos inferior a la de 2007, cuando comenzó la crisis financiera. «Esta evolución es un reflejo de los profundos cambios estructurales experimentados en el ámbito empresarial de la economía española en los últimos 25 años y también del impacto de la crisis en los años más recientes», explica BME.

En su informe anual, Bolsas y Mercados Españoles precisa que en 2015 y en el primer semestre de 2016 la participación de las entidades financieras bancarias cayó 0,7 puntos porcentuales respecto al cierre de 2014.

Esto se debe a la caída de las cotizaciones de algunas empresas cotizadas en las que los bancos mantienen su participación y a «la continuación de la tendencia desinversora neta en acciones cotizadas», cuyo fin era reforzar la liquidez y el capital «para afrontar la compleja situación que ha dejado la crisis financiera».

BME recuerda que la participación de los bancos en las empresas españolas cotizadas se aproxima a la cifra europea, cercana al 3%, según los últimos trabajos disponibles para la Unión Europea, que datan de 2012.

LOS BANCOS PIERDEN DIMENSION

También explica que la pérdida de peso de la banca en los mercados de valores tanto en España como en Europa es uno de los factores que ha impulsado a la baja las cifras de intercambio de acciones cotizadas en los mercados.

Esto se debe a que los propios bancos, «como objeto de inversión», han perdido «dimensión y atractivo», y a la reducción de su cartera de empresas cotizadas participadas a niveles testimoniales, algo que provoca «que su presencia en transacciones u operaciones corporativas realizadas en plataformas de negociación se haya reducido a mínimos».

En este segundo caso, BME apunta que la regulación de Basilea III –respecto a consumo de capital para la banca en posiciones de determinados productos de inversión– «es un factor determinante» para explicar por qué las entidades no quieren participar en la propiedad de las acciones de otras compañías.

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