Contrariamente a la opinión generalizada, los bajos tipos de interés no frenan la implementación de reformas estructurales, sino que por el contrario promueven su puesta en práctica, según revela un estudio elaborado por expertos del Banco Central Europeo (BCE), que apunta que los gobiernos muestran una mayor disposición a acometer estos cambios cuanto peor es la situación económica.
«Los gobiernos nacionales parecen más dispuestos a emprender reformas en situaciones económicas extremas», destacan los autores del estudio, advirtiendo de que sus conclusiones no necesariamente representan las del banco central. De este modo, después de analizar las reformas estructurales implementadas en 40 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los expertos señalan que las malas condiciones económicas y el elevado desempleo son factores que propician la asunción de reformas, con especial incidencia de aquellas que afectan a los mercados laborales. Asimismo, el estudio concluye que las condiciones estructurales iniciales de cada país influyen a la hora de acometer cambios, siendo los países más alejados de una estructura óptima los que tendrán mayor presión para reformar, algo a lo que también contribuyen presiones externas, como estar sometido a las condiciones de un plan de rescate. Por otro lado y en contra de la creencia popularmente extendida, el estudio del BCE concluye que un entorno de bajos tipos de interés «en todo caso estimula más que frena las reformas estructurales». En este sentido, los autores consideran que esto puede deberse a que el espacio adicional obtenido mediante políticas monetarias laxas puede compensar el potencial coste inicial a corto plazo de estas medidas sobre determinada parte de la población. «Los resultados sobre la importancia del entorno político son mixtos», añaden los responsables del estudio al referirse al efecto favorecedor de las reformas de que un partido político cuente con mayoría en las cámaras, mientras la proximidad electoral o la orientación política de un Gobierno no parece tener un efecto sobre la implementación de las mismas.
