Visión del mercado

Jordi Grau: «¿Invertir o jugar? Decide»

Jordi Grau: "¿Invertir o jugar? Decide"
Invertir YT

Hace unos meses me invitaron a acudir a un casino. Siempre me ha interesado el comportamiento humano y sus peculiaridades, así que aproveché la visita para observar las reacciones de los jugadores.
A decir verdad, no me sorprendieron demasiado. Cuando llevas años estudiando los comportamientos emocionales y las relaciones del ego con el inversor, te das cuenta que normalmente nos dejamos llevar por las emociones y no sabemos corregir los errores y acabamos cayendo en ellos una y otra vez.

De hecho, lo que el jugador busca en muchas ocasiones no es solo ganar dinero, lo que su ego quiere es lujo, poder, soberbia, reconocimiento, mostrar a los demás que es bueno, que no tiene miedo y cosas por el estilo. Ahí es donde debemos de trabajar y no dejarnos llevar. Las emociones pueden traicionarnos y es importante dejar de dar coba al ego para que comprometa nuestro dinero jugando sin sentido alguno.
Debemos de aprender a invertir de manera decuada y no “jugar” con nuestro dinero. Estoy en la obligación de advertirte de que no es tarea fácil. De ahí la importancia de tomar conciencia de lo que estamos haciendo y de pedir ayuda para que, entre otras cosas, nos enseñen cómo reconocer que no lo hacemos del todo bien y nos dejamos llevar emocionalmente.

El enneagrama, y especialmente el enneatrading, ayuda mucho a resolverlo. Pero cuanto más te alejes de comprometer tu dinero por mera diversión, te irá mucho mejor.

No entraré en decirte lo que tienes o no que hacer, pero te animo a que lo reflexiones.

Voy a detallar algunas de mis conclusiones respecto al comportamiento de algunos jugadores que estuve estudiando. Me centraré en tres de ellos, mejor dicho, en una mujer y dos hombres.

Empezaré por el jugador o inversor A, por así decirlo. Era un hombre de unos 45 años, muy bien vestido con un traje, armilla y pajarita. Curiosa pajarita, por cierto. Era poco entusiasta, muy comedido, serio y jugaba al Black Jack. Cada vez que ponía fichas (dinero), giraba levemente su barbilla hacia la derecha. Cuando perdía no se inmutaba. Perdió más de seis veces y tan solo ganó dos.

La verdad es que no sé cuanto ganó o perdió, pero de su reacción pensé que no había sido una buena noche. Antes de marchar, me lo crucé un tanto cabizbajo, pero al acercarse a la puerta vi que se alzaba como un cisne. Rápidamente pensé que su ego estaba trabajando, no podía reconocer que había perdido y debía mantenerse firme para que no se le notara. Su orgullo estaba tocado y su mundo ya no era tan perfecto como deseaba. Supe que me encontraba ante un inversor, como enneatrader, de perfil 1 o 2.

La mujer, a la que llamaremos la jugadora o inversora B, era bastante diferente. Se la veía segura de sí misma, estaba muy bien físicamente y vestía un vestido largo y oscuro. Estoy seguro de que era una jugadora experimentada y sabía lo que hacía. Ella jugaba al póquer y durante todo el rato que estuve observándola, no dejó de mirar la mesa de juego en ningún momento. Era calculadora, reflexiva y estaba muy concentrada. De salida pensé que era un eneatipo 6, puesto que su rostro así me lo indicaba. Mostraba seguridad, pero noté que por dentro mantenía una lucha constante con su ego.
Ganó varias veces y tan sólo pestañeó cuando se acercó una mujer casi idéntica a ella, deduje que era su hermana. Eran extranjeras y se mostraban contentas. La jugadora B le dijo algo como “ves cómo puedo ganar”. Aquella expresión facial y la necesidad del reconocimiento por parte de su hermana, son típicas en los eneatipos racionales: era un eneatipo 6 o un 7.

Por último, detallaré al “champion” de la noche. Era un hombre corpulento, rubio, alto y con una espalda de deportista de gimnasio. Lo peculiar de este jugador era que siempre estaba riéndose y hablando, buscaba que se le viera. Era ostentoso, le delataba un reloj inmenso, un collar de oro y unas gafas anchas. Otro detalle fue que dejaba las fichas en la mesa como si no le importara jugárselas, puedo asegurar que si hubiera hecho falta, se lo hubiera jugado todo.

Supe rápidamente que era un inversor con el perfil instintivo y que lo único que le preocupaba era aparentar, digamos que iba un poco de “sobradillo”. Esa es una típica característica del eneatipo 8, ya que lo que realmente quiere es mostrar su poder y su fuerza. En este caso qué más le daba si perdía o ganaba, la cuestión es que su ego quería mostrar que podía hacer lo que quisiera, él mandaba.

Analizar estos jugadores nos revela que cada jugador o inversor acude al juego o a la inversión con una perspectiva muy diferente
Eso es lo que me apasiona de todo esto. Cada uno debe conocerse a sí mismo para mejorar su propia versión. Si nos abandonamos y dejamos que las emociones se ceben desde nuestro ego, es casi seguro que estamos sentenciados a perder.

Podemos tener un golpe de suerte, pero a la larga perderemos. La banca lo sabe muy bien, a ella no le afectan las emociones.

Recuerda que estamos en un casino y “la banca siempre gana”. Comparto algunos datos curiosos al respecto. Hace poco se hizo público un estudio en el que se aseguraba que en el último año, los juegos de apuestas online habían aumentado un 30%. ¿Cómo puede ser que se apueste tanto de forma online? Es muy fácil responderlo, pues porque la señora avaricia es muy mala consejera.

Pensad también en los patrocinadores de clubs de futbol en Inglaterra. Las empresas de juego online que los financian ya llegan al 60%. Increíble, ¿verdad? Pues es así. El “juego” es clínicamente una adicción psicológica.
Controla al ego y no te dejes llevar emocionalmente.

Tu eliges: “Suerte y a jugar” o “Invierte bien y acertarás”.

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