El ser humano es un “cerebro con accesorios”. Todo lo más importante ocurre en el interior de este órgano, en la mente. Y como lo más de lo más, de lo que ocurre en ella, están: los pensamientos, las emociones y los comportamientos (al menos la decisión de realizar unos y no otros).
Pero… ¿en qué orden aparecen?
1. ¿Primero pensamos, después sentimos y actuamos al final? Esta opción sería, por ejemplo, la de pensar que estamos inmersos en una tendencia bajista, por lo que sentimos temor a las pérdidas que podamos tener de continuar y terminamos saliendo antes de lo que nos hubiera gustado.
2. ¿Primero pensamos, después actuamos y por último hacemos? En esta, pensamos que estamos en una tendencia bajista por lo que decidimos salir y nos sentimos mal por lo perdido y por no haber salido antes.
3. ¿Primero actuamos, después sentimos y por último pensamos? En esta, por ejemplo, percibimos la tendencia bajista y reaccionamos saliendo sin pensarlo, lo que nos hace sentir mal. A posteriori nos ponemos a justificar, de una forma más o menos razonada, lo que ocurrió y nuestra actuación.
4. ¿Primero actuamos, después pensamos y por último sentimos? Esta opción es cuando detectamos una tendencia bajista y salimos, luego justificamos nuestra acción considerando que era necesario, por lo que, a la postre, nos sentimos aliviados por ello.
5. ¿Primero sentimos, después pensamos y luego hacemos? Cuando, por ejemplo siempre, tras percibir una tendencia bajista sentimos temor a perder más de lo deseado, lo que nos puede llevar a pensar que lo mejor es la retirada a tiempo, cosa que terminamos haciendo.
6. ¿Primero sentimos, después actuamos y por último pensamos? En esta última opción, sentimos temor ante la percepción de una tendencia bajista, lo que hace que reaccionemos saliendo y, al final, terminemos justificando racionalmente nuestra acción de retirada.
¿Cuál crees que es el orden correcto? ¿Crees que podríamos todos consensuar una secuencia determinada como la correcta? No cabe duda de que es un debate muy interesante este. De hecho, los estudiosos del tema no terminan de ponerse de acuerdo sobre ello. Entonces, ¿qué ocurre realmente en nuestra mente?
A la espera de consenso a nivel científico, podemos considerar que, ya que en nuestro cerebro todo está intercomunicado, nuestros procesos de pensamiento, emociones y comportamientos, también lo están. Por ello, tal vez, se pueda dar en nuestra vida cotidiana, la totalidad de opciones anteriores, quizá dependiendo de la situación (variables externas), de la persona (variables internas) y de la propia interacción entre ellas.
Pero aceptar esto, que parece que es algo complejo, no es, o al menos a mí no me parece útil cuando nos referimos al desarrollo personal o profesional. En mis sesiones de coaching suelo trabajar esto con mis clientes desde un punto de vista más práctico, independientemente de llevar o no razón a nivel científico. De esta forma creo que la secuencia ‘pensamiento – sentimiento – acción’ es la que mejor se adapta para estos objetivos de forma práctica.
Poner al único elemento que puede regular de forma consciente a los otros dos al principio de la cadena, nos puede hacer tomar el control de todo el proceso con más facilidad. Lo que pensamos en un determinado momento nos hará sentir de una manera concreta y hará que nuestro comportamiento sea aquel y no otro. Cambiar nuestro pensamiento es algo que podemos hacer de forma consciente con relativa facilidad, en condiciones normales, con lo que lograremos cambiar la emoción que sentimos y con ello, nuestra conducta. Así que recuerda, lo más práctico: pienso, siento y opero.
