No quiere Berni Madoff morir como un perro en su calabozo.
El exfinanciero tiene ya 81 años y sufre una enfermedad renal en fase terminal, además de otros problemas de salud, como hipertensión y dificultades cardíacas.
Madoff, el paradigma del estafador de guante blanco, champán y caviar, cumple una condena de 150 años por perpetrar la mayor estafa piramidal de la historia en Estados Unidos.
Ahora, después de casi una década entre rejas, quiere que se le permita salir de prisión de forma anticipada y pide clemencia a los jueces y la ciudadanía norteamericana.
Según un escrito presentado por sus abogados, a Madoff, quien se declaró culpable en 2009 de haber estafado más de 50.000 millones de dólares, le quedan «menos de dieciocho meses de vida».
Madoff ha rechazado someterse a diálisis y fue trasladado el pasado verano a una unidad de cuidados paliativos en el centro médico de la prisión de Carolina del Norte donde cumple condena.
«Hecha una revisión de los factores, es evidente que Madoff no presenta un peligro para ninguna persona o para la comunidad».
Eso reza la solicitud entregada este miércoles ante un juez federal de Nueva York.
Los abogados recuerdan que no tiene un historial violento y que la naturaleza pública de sus delitos, junto a las prohibiciones que pesan sobre él, le impiden participar en cualquier tipo de actividad financiera o de inversión.
Madoff dejó un ‘agujero’ de 65.000 millones de dólares, repartidos entre en 4.800 cuentas que afectaban a 27.300 clientes de 122 países, desde grandes entidades a aseguradoras, bancos, famosos, asociaciones sin ánimo de lucro e inversores particulares, que cayeron en la indigencia al perder de golpe todos sus ahorros.
Tras mostrarse asombrado por la magnitud del fraude, que calificó de «sin precedentes», el juez Denny Chin dictó la pena máxima posible, que se convirtió en una de la mayores sentencias por delitos económicos impuestas hasta entonces, muy por delante de los 25 años a los que fue condenado Bernard Ebbers, fallaecido el pasado 2 de febrero, en el año 2005 por la quiebra de la empresa WorldCom.
El récord sigue en manos de Sholam Weiss, sentenciado en el año 2000 a 845 años por un delito de fraude vinculado al colapso de la aseguradora National Heritage Life.
Madoff llevó al extremo el esquema Ponzi (la estafa piramidal que debe su nombre a Carlo Ponzi, artífice del fraude en los años 20).
Su firma, Bernard L. Madoff Investment Securities, fue creada en 1960 y prometía altos retornos, pero el dinero dejó de proceder con los años de operaciones de inversión y los reembolsos se conseguían solo gracias a las cantidades que aportaban los nuevos clientes.
Con la crisis financiera y bursátil de 2008, la trama se vino irremediablemente abajo.
El agujero de casi 65.000 millones de dólares se divide entre 17.500 millones de dólares de pérdidas reales y el resto, por los beneficios prometidos.
Madoff, que tuvo que entregar toda su fortuna cuando se declaró culpable, sería acogido por un amigo y viviría con su pensión y sanidad públicas.
Su esposa, Ruth Madoff, anunció en 2011 que había cortado toda relación con el exfinanciero y sus dos hijos fallecieron mientras él estaba en la cárcel: uno se suicidó en 2010, dos años después del arresto de su padre, y el otro murió por un cáncer en 2014.
«Tengo una enfermedad terminal«, aseguró el propio estafador en una entrevista telefónica al diario «The Washington Post».
«No hay cura para mi tipo de enfermedad. Así que he cumplido ya once años y, francamente, he sufrido en ese tiempo».