Las placas españolas siempre han sido blancas y con los números negros, eso nunca ha cambiado.
Sin embargo, desde que se aplicó el modelo único de la Unión Europea pasamos de un sistema de letra inicial (de acuerdo a la provincia) a un formato con tres letras consonantes y cuatro dígitos.
El nuevo sistema decidió ser adoptado sin letras vocales porque estas podrían dar origen a palabras ofensivas, como «ANO», «ETA», «TIT», «PIS» u alguna otra. Pero además se suprimió la «Ñ» porque solo se usa en el español y la «Q» debido a que podría confundirse con una «O».
El sistema de matriculación español admite 80.000.000 de probabilidades de matriculaciones. Se reparten por Jefatura Provincial de Tráfico, cada una de esta hace una solicitud de un cupo de matrículas por un corto periodo de tiempo, aproximadamente una semana. Cuando estas se terminan, se tiene que hacer una nueva solicitud.
En este sentido, queda claro que la matrícula de nuestros coches son aleatorias. Y es que aunque algunos países admiten que se pueda elegir el número de las matrículas, en España no está permitido.
A lo sumo, se se puede solicitar al concesionario una matrícula par o impar, y esto por las imposiciones de algunas ciudades respecto de la contaminación, que nos obligan a salir determinados según el último dígito de la matrícula.
Una tabla que nos dice todo del coche
A pesar de lo anterior, con lo que si contamos es con una tabla informativa. Una especie de código que nos explica con mucho sobre nuestro coche, el país de procedencia, el año y el mes en que fue comprado por primera vez.
La banda azul que aparece en el margen izquierdo nos indica el país de dónde salió el vehículo. Y el nuevo sistema nacional nos muestra a partir del año 2000 cuando fue adquirido el vehículo, todo esto de acuerdo a las tres letras de su matrícula.
En la tabla se muestra que en cada mes están las tres letras iniciales, estas van aumentando en orden alfabético, según los coches que e hayan vendidos.