La Ley de Segunda Oportunidad, medida para superar la insolvencia

Dejar atrás las deudas del pasado y volver a empezar es posible

Deudas
Deudas

Hace unos días la imagen de Margaret Keenan siendo vacunada abría las portadas de todos los telediarios nacionales. A sus 90 años era la primera persona no sólo en el Reino Unido sino en el mundo entero, más allá de la fase de desarrollo, que recibía la dosis de la vacuna ideada por la farmacéutica Pfizer para combatir el coronavirus. Esta noticia, tan esperada como necesaria, era recibida de forma muy positiva en Occidente y se destacaba como una de las poquísimas buenas noticias de este maldito 2020.

Y es que en este año ha tocado escribir de todo y ese “de todo” ha sido generalmente malo. Decía el escritor Ernest Hemingway que hay que escribir duro y claro sobre lo que duele. Lo primero siempre es un objetivo, incluso ya antes de la pandemia; lo segundo, más en estos últimos meses, una evidencia ineludible. Lo es porque el dolor se ha instaurado en la sociedad y había que contarlo. Dolor de aquellas familias que recientemente han dicho adiós a personas que no esperaban, de esos trabajadores que han perdido su empleo y se ven con el agua al cuello para pagar sus facturas. Dolor, sí, de los empresarios que han tenido que bajar definitivamente la persiana del negocio de su vida abrumados por las pérdidas.

Superar la insolvencia

En medio de esta realidad tan cruda, donde se han vivido los meses más duros en la vida de muchas personas, toca intensificar la búsqueda de soluciones que permitan superar este mal trago. Cada uno encuentra sus métodos, aunque cada vez son más los que reparan en las opciones legales que permiten dejar atrás las malas experiencias del pasado y empezar de cero.

Con esta última descripción encaja a la perfección la Ley de la Segunda Oportunidad, un mecanismo poco conocido en España que lleva en vigor desde el año 2015 y que permite la exoneración -el perdón- de aquellas deudas contraídas de buena fe y que no se pueden asumir. A través de esta norma, muchos particulares, autónomos y empresarios están logrando sobreponerse a una situación de sobreendeudamiento grave generada por la pandemia y librarse de una pesada losa que no lograban revertir.  Pero, ¿cómo funciona exactamente esta ley?

Procedimiento a seguir

La letrada Elisabet de Vargas Capella de Abogados para tus deudas, despacho especialista en casos de Ley de Segunda Oportunidad, se encarga de explicar cuál es el procedimiento a seguir para acceder a este mecanismo. Así pues, distingue principalmente tres fases a la hora de acogerse a esta norma.

La primera fase, según explica la abogada, es “documental” y “consiste en la elaboración por parte de los abogados o asesores de un informe detallado de la insolvencia del cliente”. Mediante esta evaluación se recaba la información necesaria para decidir si la persona interesada reúne los requisitos necesarios para poder acceder a esta ley y si su perfil se ajusta a los patrones de la norma.

Estos requisitos son los siguientes: ser un deudor de buena fe, que las deudas no superen los cinco millones de euros, que se demuestre que no se dispone del patrimonio suficiente para poder asumir las deudas contraídas, que haya existido un acuerdo extrajudicial con los acreedores y no ser declarado en un concurso culpable.

Finalmente también es fundamental no haberse acogido a esta ley en los últimos 10 años y no haber sido condenado en delitos económicos, contra los derechos de los trabajadores, contra el patrimonio, contra la Hacienda Pública o la Seguridad Social.

Teniendo en cuenta estos requisitos y una vez superada la primera fase, llega el momento de pasar a la segunda, “la mediación”. En ella “se detalla un plan de pagos adaptado al cliente a fin de que se pueda llegar a un primer intento de acuerdo extrajudicial de pagos que sea asumible para el solicitante”. Con esto se pretende, que “el hecho de afrontar esa deuda en cuotas mensuales no le impida vivir dignamente”.

A partir de aquí caben dos posibles soluciones. La primera es “llegar a un acuerdo con los acreedores y finalizar el procedimiento en esta fase”, mientras que la segunda es no alcanzar ese punto en común o convenio y tocaría encarar la tercera y última fase del proceso.

Esa tercera fase sería “la judicial”, que resumiendo muy brevemente “está dirigida a solicitar ante el Juzgado la exoneración de toda la deuda”. Este hecho tendrá lugar con una petición formal por parte de los abogados y se resolverá mediante una sentencia judicial que confirmará su decisión. Es en este punto donde “el cliente se quedaría con deuda a cero”.

Tipología de solicitante

A la hora de conocer cuál es la situación que lleva a los solicitantes a tomar la decisión de acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad, la especialista revela que existe una especie de patrón más habitual entre las personas que muestran interés en este mecanismo y finalmente acceden a él. Ella revela que “los clientes más frecuentes son aquellos que han cogido varios microcréditos y que debido a la pérdida de su trabajo, han perdido parte de sus ingresos y no pueden seguir pagándolos”.

En otros casos, no obstante, “la razón de esta situación de insolvencia es la consecuencia de un proyecto personal fallido”. Aún así, suele ser habitual que ante un estado de sobreendeudamiento de este calibre “las entidades de crédito terminen llamando constantemente por teléfono para reclamar las deudas” y llega un punto donde la persona en cuestión se cansa y busca ponerle una solución.

De cualquier modo, este mecanismo ha ganado mucha popularidad en los últimos meses hasta el punto de que “se han triplicado las entradas de casos y las llamadas demandando información”. Todo ello, porque muchos ven que esta ley, a pesar de ser poco conocida, “ofrece unos resultados reales a todo aquel deudor que se acoge a ella”. La Ley de Segunda Oportunidad puede ser una medida para sobreponerse al dolor.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído