Los nervios le juegan una mala pasada y es incapaz de meter el coche.
Aparcar no es tan sencillo como dicen algunos.
Requiere ciertas dotes y más sentido común del que se estila.
Pero sigue estos consejos y todo mejorará mucho:
- Ten paciencia. Los nervios son malos consejeros, sobre todo si aún eres novel. Olvídate de los demás conductores, y concéntrate en la maniobra que vas a llevar a cabo.
- Calcula bien las distancias. ¿Estás seguro de que en ese hueco cabe tu coche?
- No agobies. Este consejo va más dirigido al acompañante que al conductor: no le atosigues, porque solo conseguirás el efecto contrario al que buscas.
- No te olvides de señalizar la maniobra que vas a realizar. Es decir, activa el intermitente que corresponda.
- Trata de no golpear fuerte contra el bordillo, ya que puedes dañar el neumático o incluso desalinear la dirección.
- Al terminar de aparcar, deja el volante recto; así evitarás dañar los neumáticos, amortiguadores o incluso la transmisión. Si aparcas en una pendiente, deja las ruedas apuntando hacia el bordillo y la marcha atrás o la primera engranada.