Más información
Es un problema con el que se van a encontrar muchos conductores, cuando se decidan a salir a la calle y traten de poner en marcha el coche: una capa de hielo en los cristales.
Si la luna, el techo y el capó del vehículo han quedado cubiertos, es imprescindible su retirada antes de iniciar la marcha.
Y, a la hora de hacerlo, hay un error muy común que puede tener consecuencias.
Jamás se debe utilizar agua caliente, puesto que el cristal se puede partir debido al contraste térmico, y tampoco es conveniente accionar los limpiaparabrisas.
Tampoco es apropiado arrojar agua del grifo o de una manguera, puesto que también puede partir el cristal pero, en cualquier caso, es muy probable que empeore la visibilidad.
La mejor solución es utilizar la tradicional rasqueta, una herramienta práctica y económica. Ya se venden incluso variantes calefactadas, aún más eficaces, que se conectan al mechero del coche. Ello en combinación con la climatización del propio vehículo, dirigida hacia las lunas.
«Para desempañar los cristales, a parte de las lunetas, hay que hacer uso del aire acondicionado, en su posición de circuito, para que reseque el ambiente y disipe la humedad», explica Ernesto Nava, director de la Escuela RACE de conducción. Se puede accionar mediante el botón A/C de la climatización.
La luneta térmica es otro viejo aliado, además de la tradicional rasqueta, de la que hay que hacer un uso intensivo «y no solo un raspón para poder mirar.
Si no el peligro de no ver a un peatón es enorme».