Cargar una batería ‘normal’ viene a costar entre 2 y 4 euros, y con ella, en casi todos los modelos más recientes, se pueden hacer unos 200 kilómetros.
Es decir, que cada 100 kilómetros nos saldrían por 2 euros.
En un diésel, con un consumo medio de 5 litros (bastante contenido), nos costaría unos 6,5 euros.
Dicho esto, hay que empezar a matizar, porque con los eléctricos, en la gran mayoría de los casos, al precio de la recarga hay que sumar el alquiler de las baterías (caso de Renault) o pagar un sobreprecio importante por la batería (caso de Nissan).
Y después, hay que meter en la ecuación, como sucede con la gasolina y el diésel, que la rentabilidad va también en función de cuántos kilómetros hagamos al año, el tipo de conducción, el modelo en concreto, etc.
Con los coches eléctricos influye también lo repartidos que estén estos kilómetros a lo largo del año, ya que debemos hacer muchos y muy repartidos, ya que cada día no podemos hacer más que la autonomía completa (unos 120 km), ya que no es viable esperar ocho horas para cargarlos.