1. Conocer el calculador de la autonomía
Cada coche eléctrico es diferente en cuanto a consumos y prestaciones. Es importante conocer su comportamiento y reacciones ante cada forma de conducir. Los patrones que rigen los consumos y las recargas facilitan que el conductor sea capaz de anticipar sus reacciones ante los recorridos habituales. Por eso es importante monitorizar los consumos a través del análisis de datos que ofrece el ordenador de a bordo, según recoge hye y comparte VueltarapidaGT para Periodista Digital.
Todos los coches eléctricos incluyen un software para calcular la autonomía restante en función de los consumos, y que tiene en cuenta los datos históricos. Pero no todos utilizan los mismos datos. El conductor debe conocer que datos se están utilizando para calcular esa autonomía. Si, por ejemplo, se han recorrido muchos kilómetros por autopista en los últimos días el calculador estará teniendo en cuenta un consuno elevado que será muy diferente al que se obtiene en recorridos urbanos.
Volkswagen e-Golf.
2. Modo de conducción
Muchos de los coches eléctricos del mercado cuentan con varios modos de conducción que puede proporcionar al conductor varias configuraciones diferentes para reducir los consumos de los sistemas internos del coche. Así, por ejemplo, un modo de conducción ECO, recorta la potencia del motor en las zonas urbanas, donde las exigencias son menores. También puede disminuir el caudal del aire de la climatización y, en algunos casos, incluso eliminarlo.
3. Cuidar la batería
Con el tiempo y el uso, las baterías de los vehículos eléctricos se degradan y pierden capacidad, reduciendo la autonomía para cada carga. Estadísticamente, las baterías tienden a retener el 75 % ciento de su capacidad máxima durante al menos cuatro años. Pero la rapidez con la que se deterioran depende en gran medida de cómo se usen.
Los coches eléctricos que pasan muchas horas aparcados en el exterior, en climas cálidos, experimentan un deterioro de la batería mucho mayor que los que lo hacen en climas templados. La magnitud de este efecto depende del modelo y de la temperatura media. Elegir o no un coche eléctrico que disponga de un sistema de climatización activa de la batería puede ser importante en estos casos.
Otro factor que influye es el estado de carga promedio (SOC) de una batería. Como regla general, cuanto más tiempo pasa un vehículo con la carga completa o cerca de ella, peor es para la vida útil de la batería. Los sistemas de programación de la recarga son, en estos casos, útiles para mantener un SOC bajo durante los periodos en los que el vehículo no está en uso.
Estos 5 consejos para aumentar la vida útil de la batería pueden ser también una buena herramienta para aumentar su autonomía a lo largo de los años.
Punto de recarga para coches eléctricos.
4. Conducción tranquila
Al igual que ocurre en un coche de combustión un buen control del acelerador, evitando las aceleraciones fuertes, reduce significativamente los consumos. Esta práctica es, sobre todo, aconsejable en el tráfico urbano en el que las paradas y los arranques son constantes.
5. Aprovechar la regeneración de energía
El sistema de regeneración de energía utiliza la frenada y la deceleración para acumular energía en la batería, gracias a que puede hacer funcionar el motor eléctrico como un generador.
El entorno urbano es precisamente el ideal para practicar con el sistema de regeneración de energía. En algunos modelos esta potencia de regeneración es configurable. Conocer su respuesta cuando se levanta el pie del acelerador puede ayudar, no solo a recuperar energía, sino a no consumir de más.