TRÁFICO Y LEYENDAS URBANAS

Los 10 bulos que nunca te debes tragar sobre cómo burlar un control de alcoholemia

El café y los caramelos

Un 10% de los españoles (2,5 millones de personas) ha intentado burlar un control de alcoholemia alguna vez, utilizando trucos como mascar césped, chupar granos de café o lamer baterías de litio.

Todo para nada.

Beber y coger el coche nos puede salir muy caro, y ya no hablamos solo de sanciones económicas o de que el seguro no vaya a pagar los daños en caso de accidente, sino de un delito contra la seguridad vial tipificado como grave tras la última reforma del Código Penal que tuvo lugar a finales de 2018.

Los agentes de la Policía Municipal y de la Guardia Civil pueden hacerte el control de alcoholemia en el momento.

La Policía Nacional tiene que esperar a que acuda una patrulla de la Policía Municipal para que te lo haga.

Lo más gracioso es que todavía hay quien se arriesga y bebe a pesar de tener que conducir confiando en que existen una serie de trucos milagrosos que nos van a salvar de dar positivo en un control de alcoholemia.

Más concretamente y, según un estudio de Línea Directa, lo cree uno de cada tres conductores.

Estos son algunos de los bulos más extendidos:

1. El café y los caramelos
En los controles de alcoholemia se mide la presencia del alcohol en el aire alveolar. Si bien es cierto que existen sustancias como los dentífricos, el café, el enjuague bucal, los chicles o los caramelos que son capaces de absorber cantidades mínimas de alcohol en la boca, ninguno de ellos lo absorbe del aire alveolar. Eso sí, tu soplido olerá de muerte.

Los alveolos pulmonares son dónde tiene lugar el intercambio gaseoso entre nuestro sistema circulatorio y el exterior. A través de los alveolos soltamos el CO2 y absorbemos el O2, razón por la cual se entiende que el aire alveolar está en equilibrio con la sangre, de forma que los gases de la sangre están en equilibrio con el aire alveolar.

2. Hacer ejercicio y una duchita fría
Esta creencia popular toma como base el hecho de que, al forzar la circulación sanguínea a través del ejercicio, se acelera la eliminación del alcohol gracias a la sudoración. Bien, es cierto, pero el incremento de esa velocidad es mínimo y prácticamente inapreciable, aunque estés media hora dando vueltas al aparcamiento de la discoteca.

Si hace poco que has tomado alcohol, es muy probable que tras realizar esfuerzo físico, incrementes la tasa de alcohol, igual que con los enjuagues bucales (llevan alcohol).
Realizar esfuerzos intensos en determinadas condiciones no es bueno para tu salud y, además, ya son ganas de ponerse a hacer ejercicio con un buen pedal encima. Lo mismo ocurre con la ducha fría, es ideal para quitarse el sudor después del ejercicio que acabas de hacer, pero aunque estés más despierto o despejado, seguirás estando ebrio.

3. Beber mucha agua o tónica
Hay una frase popular que dice “el agua para los patos”… y la tónica para los gin tonics que te has tomado antes de coger el coche. Al aumentar el consumo de agua favoreceremos la eliminación de líquido, pero estaremos expulsando precisamente eso, líquido (compuesto, sobre todo, por agua). El alcohol ya está en la sangre.

Es cierto que podemos eliminar cierta cantidad de alcohol con este método, especialmente si hemos bebido recientemente, pero es muy pequeña y su efecto sobre la medición apenas resulta significativo. Eso sí, no te vendrá mal para hidratarte y te ayudará con la resaca del día siguiente.

La temperatura corporal afecta a la tasa de alcohol. A mayor temperatura, aumenta la volatilidad del alcohol y pasa mayor cantidad a los alveolos, así que el aparato detecta mayor tasa, y viceversa.
Lo mismo ocurre con la tónica, que te ayudará con el malestar provocado por la mezcla de sabores o por el vómito (si ya se te ha ido mucho el tema de las manos), pero su consumo no afecta al nivel de alcoholemia ni te hace recuperar antes la sobriedad.

 4. Tomar ciertos medicamentos
Mira que en los anteriores casos todavía podemos encontrar una base científica, pero los medicamentos que nos venden por Internet como reductores de la alcoholemia no son nada más que un timo. Es más, desde la propia DGT nos advierten de que algunos de estos medicamentos podrían incluso incrementar los efectos del alcohol en el organismo.

Lo mismo ocurre con protectores de estómago, vitamina B, inhaladores para las enfermedades asmáticas… algunos de ellos pueden aliviarnos el malestar, pero ninguno de ellos funciona contra los efectos inmediatos de la bebida.

Existe un medicamento que sí podría disminuir el nivel de alcohol en sangre y, con ello, en el aire espirado: la metadoxina (derivada de la vitamina B6), pero no está a la venta en España.

5. El “vamos a esperar un ratito a que se me pase”
Es lo más sensato que puedes hacer, y ya si te esperas hasta mañana para coger el coche, mejor. Cierto es que la presencia del alcohol en la sangre y sus efectos se van reduciendo con el paso del tiempo, pero ten en cuenta que habitualmente eliminamos 0,20 gramos/litro a la hora.

Todo depende de cuánto hayas bebido y de tu metabolismo, pero para evitar dar positivo tendrías que esperar un mínimo de cinco horas para poder superar la prueba de alcoholemia con éxito.

6. Beber aceite, pastar césped o chupar la batería del móvil
Como ocurre con los caramelos y con el café, beber aceite o masticar césped nos puede ayudar a enmascarar sensiblemente el alcohol en la boca, pero en ningún caso el del aire alveolar. Por otra parte, debe de ser bastante desagradable masticar césped o chupar una moneda como hacen algunos. Eso sí, si pruebas a hacerlo, que te graben, igual te haces famoso en las redes sociales…

Respecto al hecho de chupar la batería del móvil, creo que sobran los comentarios, por no decir que los propietarios de un Iphone están… lo tienen difícil vaya. Puedes estropear tu teléfono y, además, tener que salir corriendo a urgencias, pero oye, en ese momento tus amigos se van a reír mucho, sobre todo si lo haces después de pastar.

7. Soplar lentamente
Soples más fuerte o más flojo, el alcoholímetro va a medir igualmente el alcohol. Los aparatos de control requieren de un flujo de aire (cantidad y velocidad) determinado para poder realizar la medición correctamente, por lo que si no lo hacemos como debemos, nos pedirán que repitamos la prueba. Y así hasta que acabemos con la paciencia del agente.

Y ojo, porque si el agente de la Guardia Civil de Tráfico (o similar) entiende que se está intentando realizar incorrectamente el test de alcoholemia, te puede acusar de estar negándote a hacer la prueba (artículo 383 del Código Penal) y eso se considera una falta muy grave, castigado con penas de prisión de seis meses a un año, así como la privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores entre uno y cuatro años.

 

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