Cualquier marca daría lo que fuera por tener en su gama un modelo como el MX-5 de Mazda. Un coche convertido en icono por los clientes y por el propio fabricante, un modelo capaz de emocionar, de hacer vibrar a quien se pone a sus mandos con una racionalidad espectacular, de esos que a pesar de tener una cuota comercial muy limitada ayudan a vender el resto de modelos con su impresionante estampa y su “alma”, que parece latir en el ADN de la marca gracias a el. Esos modelos se cuentan con los dedos de las manos, y el descapotable japonés es uno de los que lo alcanza de la manera más asequible para el gran público.
La cuarta generación del Mazda MX-5 se refuerza en todos los valores que le han hecho ser un codiciado objeto de deseo por conductores de los 5 continentes, y ahora refuerza su espíritu Jinba Ittai, ese lema japonés que habla de la comunión entre el jinete y su caballo, con una reducción de peso de hasta 100 kilos. El reparto de pesos es perfecto, del 50% en cada eje para, así que la agilidad es máxima, y permiten a las nuevas mecánicas conseguir unas prestaciones mucho mejores de lo que se espera de la fría cifra de potencia. Hay dos opciones de gasolina, ambas de cuatro cilindros: el 1.5 atmosférico de 131CV y 150Nm, y el 2.0 de 160CV y 200Nm.
Ambos brillan por suavidad y elasticidad, y resulta complicado decantarse por uno como favorito, pues apenas hay 1.200€ de diferencia en precio. El bloque más potente acelera de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos, uno menos que el elástico 1.5 que estira hasta más allá de las 7.000rpm. La punta es de 214 km/h para el más potente y 204Km/h para el 1.5. Además, y como ya es norma en Mazda, su eficiencia es muy alta y los consumos en conducción real se acercan mucho a esos datos homologados menos de 6 litros a los 100 para el pequeño y apenas 1 más para el 2.0. La magia del Skyactiv y las medidas bien implementadas.
El rediseño de los pilares A, el remate superior del parabrisas y el borde trasero del capó ha permitido una penetración aerodinámica muy mejorada, así que el nuevo MX-5 resulta un descapotable muy silencioso y agradable de conducir. Combinado con el motor delantero longitudinal, la tracción trasera, el bajo momento de inercia y el centro de gravedad más bajo hasta la fecha del deportivo de Mazda, hace que el disfrute a los mandos de este descapotable sea máximo, consiguiendo poner una sonrisa en la cara del conductor de forma permanente, da igual a la velocidad que se circule, y eso es lo mejor de todo.
Por si esto fuera poco, se ha mejorado el aislamiento y la capota se ha modificado para absorber más ruido y ser más rígida, medidas que han reducido en torno a un 40% el ruido en el interior del habitáculo. La seguridad y la tecnología han sido otros de los puntos de mejora del Mazda MX-5 2015, y en su dotación no faltan los faros LED, el aviso de salida involuntaria de carril, el de tráfico perpendicular o de obstáculos en los ángulos ciegos. Todo ello está ya disponible por una tarifa que oscila entre los 25.000 y los 35.000 euros, muy por debajo de modelos Premium que no consiguen tener ese algo diferente que hace que el Mazda sea un modelo tan especial. Coches como el BMW Z4 o el Mercedes SLK exigen desembolsos por encima de los 40.000€, y la conexión con la conducción no tiene comparación.
