Medio Ambiente

Este era el año en que se iban a popularizar los vehículos autónomos y llegó el coronavirus

Las empresas tecnológicas prometieron que para 2020 existirían vehículos autónomos completamente funcionales en las calles, lo que cumpliría con la nueva visión que busca rehacer el transporte y transformar la economía.

Sin embargo, una década después de que Google presentó un prototipo de vehículo autónomo con fanfarrias a nivel mundial, la tecnología está lejos de estar preparada y muchos inversionistas se muestran recelosos al momento de invertir más dinero, justo cuando el mundo podría beneficiarse de autos que lleven a la gente y entreguen paquetes sin un chofer humano.

Las empresas que hicieron esas promesas ahora están en un aprieto porque, para perfeccionar su tecnología, deben probarla en las calles.

No obstante, necesitan al menos dos personas en los autos para evitar accidentes. Debido a las reglas de distanciamiento social que tienen como objetivo mantener a salvo a las personas durante la pandemia del coronavirus, a menudo esto es imposible. Por lo tanto, muchos autos están esperando en estacionamientos.

“Es una época difícil para todo el mundo”, comentó Bryan Salesky, director ejecutivo de la empresa emergente Argo AI, la cual tiene un respaldo de 1000 millones de dólares de Ford y otros 1000 millones de dólares de financiamiento prometido por Volkswagen.

“Queremos volver a las calles en cuanto sea seguro hacerlo. No hay nada que sustituya a la prueba en el camino”.

La pausa que provocó la pandemia ha acelerado una crisis que ya había empezado en la industria.

Muchas empresas de vehículos autónomos no tienen ingresos y los costos operativos son inusualmente altos. Las empresas emergentes de vehículos autónomos gastan 1,6 millones de dólares al mes en promedio: cuatro veces la tasa de las empresas tecnológicas financieras y de atención médica, de acuerdo con PitchBook, una firma que monitorea la actividad financiera en la industria.

Es un giro brusco en comparación con 2016, cuando se infló una burbuja de inversión en torno a la tecnología de los vehículos autónomos. General Motors compró Cruise, una empresa emergente de 3 años de antigüedad con un personal de 40 individuos, por casi 1000 millones de dólares, incluidos los incentivos por rendimiento. Unos meses después, Uber anunció que iba a pagar unos 680 millones de dólares por Otto, una empresa emergente de camiones autónomos con 6 meses de antigüedad.

Los precios de esos acuerdos se calcularon en unos 10 millones de dólares por ingeniero, y esa se convirtió en la tarifa estándar.

Por ejemplo, una empresa emergente principiante de tres personas se valuaba en 30 millones de dólares.

Ahora, una empresa emergente de vehículos autónomos ha quebrado y otra está a la venta. Cuatro han despedido a sus empleados. Y las más grandes están esperando a que terminen los retrasos.

Cruise señaló que, a pesar de haber sacado algunos autos a la calle para realizar entregas para dos bancos de alimentos en San Francisco, había restringido sus pruebas. La semana pasada, Ford, que ha tenido que cerrar algunas fábricas de manera temporal a causa del virus, reprogramó el lanzamiento de su servicio autónomo de 2021 a 2022.

En Waymo, la división de vehículos autónomos de la empresa matriz de Google, Alphabet, la pandemia ha obstaculizado el trabajo al menos dos meses debido a las reglas del distanciamiento social y el problema que conlleva obtener equipo de otros países, comentó el lunes John Krafcik, el director ejecutivo de la empresa.

El martes, Waymo señaló que había recaudado 750 millones de dólares en financiamiento, una suma que se agregó a los 2250 millones de dólares que había garantizado a inicios de marzo.

Hace poco tiempo, la empresa emergente Zoox, a la cual los inversionistas han valuado en 2700 millones de dólares, contrató al banco de inversión Qatalyst Partners para explorar una venta potencial mientras también intenta recaudar nuevo financiamiento, según dos personas familiarizadas con la iniciativa, quienes no tenían permiso para hablar sobre el tema de manera oficial. The Information reportó primero sobre esa noticia.

Se han hecho despidos en Zoox, también en las empresas de camiones autónomos Ike y Kodiak Robotics, así como en Velodyne Lidar, una compañía que fabrica sensores lídar, los cuales son una parte esencial de los vehículos autónomos. Lyft, firma que acaba de despedir o suspender a más de mil empleados, señaló que su división autónoma estaba afectada.

“Era apropiado y necesario ser conservadores sobre nuestro consumo de efectivo”, comentó Alden Woodrow, director ejecutivo de Ike. “Esto debía suceder”.

Antes de la pandemia, Voyage, una empresa emergente de Silicon Valley, puso a prueba sus vehículos autónomos dentro de comunidades de jubilados en California y Florida.

Cuando se percató de los límites de la tecnología de los vehículos autónomos, la empresa se enfocó en situaciones en las que sus autos enfrentaran menos tráfico… y menos caos, mencionó Oliver Cameron, director ejecutivo de la compañía.

En una mañana reciente, Cameron y varios de sus ingenieros se conectaron a una videoconferencia a través de Zoom. En sus pantallas, apareció una recreación virtual de The Villages, una comunidad de jubilados ubicada en San José, California. La simulación fue creada a partir de datos digitales que han recopilado cámaras y otros sensores instalados en los autos durante varios años.

En la simulación digital, el vehículo autónomo de la empresa detuvo la velocidad para quedarse detrás de un auto estacionado cuando se acercaban los coches del sentido contrario.

Se detuvo para que pasara el tráfico de la dirección opuesta, pero luego se quedó parado y no logró continuar cuando el camino estaba libre. Con pruebas simuladas, las empresas como Voyage podrían progresar un poco, pero no se podrían probar todos los escenarios.

“La simulación no es algo que se haga en un vacío, sin ninguna conexión con el mundo real y los datos reales”, comentó Davide Bacchet, vicepresidente de ingeniería de Voyage.

“Solo podemos progresar hasta donde sea precisa la simulación”.

Cameron calculó que el último vehículo autónomo de la empresa ya tenía un retraso de cuatro meses, en parte debido a la desaceleración en la cadena de suministro de equipos en China. Voyage ha recaudado 52 millones de dólares, una cantidad que, según Cameron, durará hasta finales de 2021. Sin embargo, hasta que la tecnología esté lista, no habrá ningún ingreso.

La investigación de los vehículos autónomos se descarriló, en parte, a causa de una muerte en Arizona. En marzo de 2018, uno de los vehículos autónomos de Uber mató a una peatona en Tempe. Muchas empresas sacaron sus autos de las calles de manera temporal y, después de que se reveló que solo había un técnico dentro del auto de Uber, la mayoría de las empresas decidió tener a dos personas todo el tiempo en sus vehículos de prueba.

“Ese momento fue decisivo para que toda la industria pasara de un mercado alcista a un mercado a la baja”.

“La COVID-19 nos ha llevado todavía más adentro en el mercado a la baja”.

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VueltaRapidaGT

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