Se te ha acabado aparcar al sol. Aunque encontrar aparcamiento no es, precisamente, la tarea más fácil cuando uno conduce, con la llegada de los coches eléctricos el filtro entre sitios aceptables e imposibles va a aumentar. Si con un coche de combustión lo peor que puede pasar al aparcar en un hueco pequeño en el que el sol incide durante todas las horas que lo vamos a dejar ahí es quemarnos las manos al ponerlas sobre el volante; con uno eléctrico podemos provocar un auténtico desastre: quedarnos sin batería sin posibilidad de recargar. Los talleres de barrio se adaptan al coche eléctrico.
Arrancar con la radio puesta. Para muchos conductores es indispensable, antes de ponerse a maniobrar para desaparcar el coche e iniciar el viaje, poner la radio y sintonizar su cadena favorita. Un gesto común, según 20minutos y casi involuntario, que puede dañar seriamente la batería de nuestro eléctrico, pues al encenderla con el motor apagado le obligamos a hacer un gasto extra de energía. Y es que tanto la radio, como el aire acondicionado o los dispositivos enchufados consumen gran parte de la batería cuando el coche está apagado. Este es el gran misterio de los coches eléctricos.
Motor parado y las luces encendidas, jamás. Si bien es cierto que esta peligrosa costumbre también acaba con la batería de un coche de combustión, en el caso del eléctrico la cosa puede ser aún más grave: podemos destrozar por completo su vida útil y tener que pagar por un recambio (lo que, adelantamos, no es nada barato).
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