La firma de las hélices lleva vendidos más de 3 millones de modelos bajo el concepto SUV, un fenómeno que con el X6 fue un paso más allá al crear un sub-segmento dentro del mismo donde la deportividad escalaba un peldaño más para que los clientes pudieran tener un verdadero todo en uno: una berlina, un todoterreno y un “deportivo”. Con el éxito de su hermano mayor consolidado y a punto de estrenar su segunda generación, la historia quiere repetirse sobre la base del BMW X3.
Los mercados de EE.UU, Rusia y China son el gran objetivo de este modelo, pero hay que reconocer que su tamaño es mucho más adecuado para el tipo de cliente europeo y la conducción que aquí se practica. Tras la primera toma de contacto por las carreteras de la sierra de Madrid queda claro que este coche es todo deportividad y carácter en lo que a SUV se refiere, y su conducción nos transporta a las sensaciones de los modelos más deportivos de BMW (salvaguardando los M). Los asientos delanteros van en una posición más baja (2cm menos que en un X3), y eso se nota en la percepción al volante.
Al igual que el X5, X3 y X6, el nuevo BMW X4 se fabrica en la planta que la firma tiene en Spartanbourg (Carolina, Estados Unidos), unas instalaciones que han realizado fuertes inversiones para aumentar la capacidad de producción hasta las 450.000 unidades/año. La calidad de fabricación está a la altura de lo que se espera de los alemanes, y su silueta es tan particular que apenas tiene rivales que le hagan competencia directa, limitándose estos al Range Rover Evoque y su carrocería de 3 puertas. Además, con una longitud de 4,71 metros (24 cm menos que un X6) el BMW tiene cinco plazas reales y cuenta con un maletero de 500 litros de capacidad básica, ampliables a 1.400 litros si se abaten los asientos traseros, con lo que la caída del techo no es un hándicap.
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La oferta mecánica se compone de tres motores de gasolina –X420i de 184 CV, X428i de 245 CV y X435i de 306 CV- y otros tres turbodiésel –X420d con 190 CV que es un motor nuevo, X430d con 258 CV y X435d con 313 CV que se sitúa como el más potente de la gama. Todas las versiones vienen asociadas al sistema de tracción integral xDrive con cambio automático, sin tener previsto que llegue ningún modelo de propulsión. La versión más equilibrada es el diesel intermedio, que con sus 5,7 litros de consumo, 234 km/h y un 0 a 100 km/h en 5,8 segundos resulta abrumador, gracias todo ello a un par de 560Nm entre 1.500 y 3.000 rpm que garantiza un empuje constante en cualquier zona del cuentavueltas.
El BMW X4 incorpora los modos de conducción (Confort, Sport, Sport + y Eco Pro) con lo que su carácter es adaptable al 100% cambiando la configuración de la caja de cambios, el tacto de la dirección y el acelerador. Gracias a ello se comporta en carretera como una berlina, sin apenas balanceo en las curvas y con una confianza transmitida enorme. Además, el sistema de tracción integral, tarado 60-40 de partida con preeminencia del eje trasero, puede llegar a entregar un 100% del par motor a un solo eje, y analiza cada segundo lo que sucede en cada rueda para optimizar la tracción, con lo que las trazadas son siempre milimétricas y la conducción enormemente gratificante y segura.
El equipamiento de serie, ahondando en la tendencia de BMW de mejorar la base, es bastante completo, y además se puede completar con elementos como el sistema de reconocimiento de señales o el Head-up Display a color. Para los más radicales, la suspensión deportiva y el paquete deportivo M (desde 4.150 euros) será una de las opciones más solicitadas. Los precios parten de los 47.900 euros del BMW X4 xDrive20d y llegan hasta los 64.700 del xDrive35d.
